martes, 4 de noviembre de 2008

D-1: Obamamanía en Filadelfia

Mañana serán las elecciones presidenciales americanas. Uno de los acontecimientos políticos más seguidos en el mundo entero. Y en este caso, el mundo tiene claro lo que quiere. No hay más que ver el colegio electoral mundial de The Economist, cuya liberal redacción (en el sentido más europeo), acaba de pedir el voto para Obama.

Lo que no sabemos es si los americanos tendrán las cosas tan claras. Según las últimas encuestas y el mapa electoral que publica el New York Times, Obama lo tiene hecho. Podríamos plantarnos en algo más de 350 grandes electores para Obama, mientras McCain se llevaría menos de 200, del total de 538. Mi apuesta, muy optimista as usual, es de 364 para el negrito (incluso más si afinidades: 390 con sorpresas en Missouri y algún Estado como Montana o Georgia). Pero ojito al efecto Bradley del que tanto se ha hablado estos días.

Para mitigar este efecto, y aprovechando que en Columbia (siempre tan políticamente correctos) nos han dado fiesta hoy y mañana - Election day -, unos cuantos amigotes hemos decidido irnos de voluntarios a la campaña de Obama en Filadelfia, Pensilvania, uno de los llamados swing states, aquellos en los que el resultado no está claro, y pueden cambiar de color. Ni cortos ni perezosos, las instigadoras Isabela y Rachel, el ideólogo Bernie, los conductores Tania y Dan, y yo mismo -dejémoslo en cronista, con fotos de Tania-, hemos alquilado un coche y a las 7h30 de la mañana hemos puesto rumbo a Philly.

Al llegar a una de las 15 oficinas de campaña de Obama en Filadelfia (increíble despliegue de medios de su comité de campaña, gracias a muchos voluntarios y a la recaudación de fondos privados sin prececentes que ha conseguido el de las orejas impertinentes), y por estar previamente avisados de la llegada de un contingente internacional de 6 bilingües inglés-español, nos han asignado un barrio de mayoría hispana para hacer el puerta a puerta.

Siendo Philly una ciudad (como casi todas las ciudades) mayoritariamente demócrata, nos han contado una película en la que los odiosos Republicans preferían hacer quedarse a los electores en casa en las zonas urbanas con miedos y amenazas relacionadas con el ejercicio del derecho al voto. Armados con panfletos que explicaban lo que había que hacer para votar, los horarios, los colegios y los derechos del elector, nos han dado unas listas de los votantes demócratas registrados (sigo pensando que hay algo pornográfico en esto de que los votantes se registren con su signo político), y nuestra misión era asegurarnos de que todos los votantes demócratas del barrio sabían que hacer para votar mañana [por hoy].

Nos hemos dividido en tres equipos de dos personas (chica con chico, y English native speaker con español de España; a mi me ha tocado con Isa), y hemos recorrido uno de los barrios más deprimidos de Philly. En casi todos sitios el español bastaba, pero algo de portugués y francés hemos tenido que usar (ya, esto es lo que tienen los países sin lengua oficial). Casas miserables, en ocasiones que se caen a trozos, familias enormes de hispanos o negros, cochazos aparcados a las puertas de las casas, y muy poca gente abriendo la puerta.

La mayoría ya tenía claro dónde y cómo votar, pero hemos podido ayudar a más de un despistado, y la experiencia de ver un barrio deprimido es impagable (un toque cultural: me acuerdo ahora que le Príncipe de Bel Air venía de un sitio así...).

"Yo voy a votal al negrito mi amol, polque el negrito tá bueno y no queremo má al viejo", me han dicho con acento cubano en un par ocasiones. Mientras otra señora palestina (¿qué país es este?), con marido e hijas de comparsa, me decía que sólo tiene la Green Card y que no le dejan votar, pero que no sabe por quién votaría porque Obama será como Bush y nos va a decepcionar a todos. Un señor de unos 60 que fumaba marihuana en su porche, lleno de pancartas de Obama-Biden, nos decía que los vecinos se las quitaban por la noche, y que tenía que estar ojo "avisor".

Una experiencia inolvidable, ideal para apreciar la grandeza de la democracia y sus debilidades. Que hemos rematado antes de conducir las 100 millas de regreso a NYC, probando un Cheestake en D'alessandro, plato típico de Filadelfia que consiste en carne picada a la plancha con queso fundido por encima, todo en un trozo de pan. Atención a la primera foto. Ligero, ligero:


Así pues, podemos decir que hemos hecho todo lo que hemos podido, puesto que de los 6 que íbamos, la única ciudadana americana es Rachel y aun tiene que votar. Los demás (tres españoles, una colombiana y un canadiense) seremos meros espectadores el día D... que es mañana!

¡Gracias a todos por esta aventura y en especial a Isa y Rachel por embarcarnos en ella! Cuando leáis esto, probablemente ya se sepan los primeros resultados de las elecciones.

3 comentarios:

Albert dijo...

Un analisis quiza un tanto maquiavelico me incita a pensar que si tus visitas han servido para darle algun voto mas a Obama, en cierta forma es como si le hubieras votado. Voy a poner el modo WAIT hasta que salgan los recuentos definitivos. Esperemos que no se forme el lio del 2000... tan lejano!

Anónimo dijo...

Felicidades por la campaña y el artículo.
Go Obama!

David González García dijo...

muy buen post chankete, esta noche he pensado en ti pegando botes en TSq. Veo que estas integrado a tope en la ciudad de los suegnos ;) Desde Bucuresti un abrazo forr a change