lunes, 27 de octubre de 2008

Resaca en colores

Laura es nuestra nueva roommate, la que sustituye a Greg (¿os acordáis de aquel que no estaba nunca por aquí porque se pasaba el día en casa de su novia?). Es gallega y está haciendo un postdoc en Genética Estadística en el Medical Center de Columbia. Después de un riguroso proceso de selección, casi tan arduo como el que yo mismo pasé en mis tiempos de apartment hunting, nos decidimos por lo malo conocido (mejorando lo presente, of course, Laurita). Ahora en el piso Edgar, Sophia, Laura y yo hablamos español casi todo el tiempo, y esto es malo. Pero lo bueno es que nos entendemos aun mejor...

Pues gracias a Laura, tras una buena fiesta ayer por la noche, hoy he vivido mi resaca más colorida.

Me ha sacado de la cama a las 10 de la mañana para ir a Cold Spring, un pueblecito a una hora en tren de NYC en dirección Norte, siguiendo el curso del Hudson, justo al lado de la conocida Academia de West Point. El motivo es que habíamos planeado ir con más amigos a ver el foliage (literalmente follaje), es decir, la caída de la hoja con el otoño. Todo se pone de colores preciosos, como ya hemos visto en muchas pelis, y es una gozada pasear por el campo. Aquí es todo un acontecimiento, incluso hay páginas que publican informes diarios de la evolución de los colores de las hojas y el avance de la caída, como por ejemplo www.foliagenetwork.net.

Después de un par de aspirinas, de dormitar en el tren, y tomar un buen desayuno en el minúsculo pueblo de Cold Spring (pese a que mi estómago estaba cerrado por vacaciones), hemos hecho una marcha por la montaña de casi cinco horas.

Y yo aguantando como un titán, mientras resoplaba al subir la montaña que nos iba a permitir ver el Hudson desde arriba, siempre detrás de Laura y Raquel. Al llegar a la cima, la cosa (i.e. mi estómago) iba un poco mejor y he podido tomar unas fotos. No hay comentarios, basta con clicar en ellas para verlas más grandes.

Nota: después de tres meses en NYC, hoy es la primera vez que piso tierra firme - sí, Manhattan y Brooklyn son islas!!

Verde:
Amarillo:
Naranja
Rojo:
Granate (West Point al fondo):
Azul:
Multicolor:
Caminante, no hay camino... o sí?
Probando un disfraz de nativo americano para Halloween:

miércoles, 22 de octubre de 2008

Concentración pre-examen: La Traviata de Verdi

Ayer, por primera vez hice caso de un consejo que mi padre me ha venido dando desde pequeño: el día de antes de un examen, en lugar de estudiar, hay que ir al cine a relajarse y no abrir un libro.

Bueno, yo ayer, víspera de mi mideterm de Microeconomía, me fui a la ópera. Tania, una compi del Master of International Affairs de SIPA me invitó a ver el estreno de La Traviata en el Met. Tania es una de las pocas españolas que hay en esta escuela, es de Madrid (aunque no es culpa suya) y ha trabajado para la ONU, bajo varias de sus marcas, en varios países africanos: España, Mauritania, Djibuti... La verdad es que no sé muy bien lo que le van a enseñar de International Affairs, porque con ese currículum debe de saber ella más que los profes. Pero a mí me viene muy bien que esté por aquí, porque está ayudando a este pardillo en la ardua tarea de integrarse en SIPA.

Total, que después de perder la tarde en la biblio intentando hacer algunos problemillas de Teoría de Juegos, a pocos minutos de las 20h (para variar) estábamos entrando en el Metropolitan Opera House, en el Lincoln Center, en Broadway con la 66th (metro directo desde la biblioteca de SIPA, para más señas).

Impresionante edificio racionalista de los 60, con cristaleras enormes y sus característicos arcos, impresionan al entrar los dos inmensos murales de Chagall. La decoración en rojo chillón y mármol, junto con el edificio, han envejecido muy bien, al contrario que mucha de la arquitectura de años posteriores. 3.800 asientos hacen de él uno de los auditorios de ópera más grandes del mundo, en todos los sentidos.

La sala principal es impresionante, y desde arriba (sí, somos estudiantes) produce vértigo contemplar aquella enormidad mientras las lámparas de fantasía futurista setentera, al tiempo que suben como por arte de magia hasta quedar pegadas al techo, bajan la intensidad de la luz dejando la sala de color rojo chillón en una penumbra amoratada.

Empieza la obertura y la música se oye fenomenalmente bien: una acústica impecable. Se levanta el telón y empieza el bel canto. Se oye también perfectamente: y tampoco sé si los solistas son muy buenos o es de nuevo la acústica. El caso es que la cuando la Violetta de Verdi empieza a cantar, siento escalofríos por la espalda. De nuevo me pregunto si es el chorro de voz de Anja Herteros o que los gilipollas éstos se han dejado el aire acondicionado en marcha otra vez!

Simplemente maravilloso. ¡Gracias Tania!

Ya de vuelta a casa, no cumplo con la segunda parte del consejo de mi padre, y estudio hasta las 4 de la mañana, casi todo lo que me faltaba por mirarme de la asignatura. El examen me ha ido bien.

domingo, 19 de octubre de 2008

Hoy hace frío

Hoy ha salido un día claro, un sol imponente en lo alto de un cielo azul limpio, con algo de viento.

Hoy he visto por primera vez guantes, bufandas y abrigos largos por la calle.

Hoy mucha más gente lleva gorra, gorro o sombrero - y es que los sabios (i.e. mi roommate guatemalteco, Edgar, 6 años en NYC) sostienen que la mayor parte del calor corporal se pierde por la cabeza. Visto el tamaño de mi chola, esto tiene que irradiar lo que no está escrito, y si además añadimos que hace una semana me rapé el pelo, la cosa se puede poner dura.

Hoy es un día claro, sí. Pero de invierno.

Vamos, que hoy hace frío, caramba! Y yo estoy pajarito. En la calle, en casa (a ver cuándo aprenden a aislar los americanos) y en la biblioteca (estos salvajes aun tienen el aire acondicionado en marcha).

Y también hoy me ha dicho Edgar, que esto no es nada, que voy a ver en unas semanas, que me voy a cagar. La que me espera...

Postdata: se me olvidaba, hoy también me he enterado de que mis amigos Paco y Becky han tenido un niño, Ethan, en Milwaukee. Gran noticia. Y por cierto, lo de allí sí que es frío, no la mariconada de NYC!

TOW: comida sureña en el barrio

TOW es obviamente la sigla para Tip Of the Week. Esta semana estaban en NYC los tres Faiveley brothers, compañeros de viajes (Grecia, Israel) y amigotes de los tiempos de París. El lunes se vinieron por la zona de Columbia (Morningside Heights), Eve y Benoît, y nos dimos un paseo por el campus.

Y para cenar, decidimos probar un restaurante que hay en la esquina de mi calle (en la 110th con Columbus Ave) y que me había llamado la atención por su decoración y el tipo de gente que había visto: Miss Mamie's.

Es un sitio pequeño, de comida sureña americana, con una gran cristalera que permite ver desde fuera el chillón suelo a cuadrados rojos y amarillos y la colorida decoración de típico café yanqui de los años 50: Mesas y sillas metálicas, con tableros de melamina de color beis y asientos piel sintética de colores que no pegan ni con cola con los ya mencionados, botes de ketchup en todas las mesas y una barra/mostrador que le da un aire de tienda o de comedor. Ah, y lo más importante, tres camareras negras enormes, con uñas larguísimas de todos los colores.


Dan de comer cosas grasientas, carne de todas clases, algo de marisco, todo bañado en salsas de una gama de colores más amplia que la decoración del lugar, la mitad de ellas dulces, y acompañado por patatas fritas, patata dulce, beans, arroz...  El sitio y la comida acaban trasladándote a otro lugar y otro tiempo, a una historia digna de Forrest Gump mientras disfrutas de un raro festival de comida realmente americana: pesada, grasienta y muy sabrosa. Eso sí, a no repetir con demasiada frecuencia.

Spoonbread Too Restaurants
Authentic Southern Cuisine
366 West 110th Street
Morningside Heights
(212) 865-6744

miércoles, 15 de octubre de 2008

Móviles a $1,500

Otro personaje interesante de mi máster es Aye Aye, una mujer de Myanmar (también Burma o antiguamente Birmania). Y digo lo de mujer porque soy incapaz de aventurar su edad, aunque con ciertas reservas, diría que está entre los 30 y los 45 (toma ya margen de error).

Trabaja en la ONG Save the Children, en Myanmar, y está aquí de excedencia con una beca del Banco Mundial, como aproximadamente otra decena de personas el programa. A penas se la entiende cuando habla inglés, pero ella parece enterarse de todo. 

A veces cuenta algún detalle de su país, que viene sufriendo dictadura tras dictadura (la actual dura ya 20 años, la anterior duró 27). Maravillosa herencia colonial británica.

Por ejemplo, su marido no está aquí porque no le dan el pasaporte. Al parecer el trámite es bastante largo y pese a los sobornos, la Junta militar en el poder cada vez quiere aislar más al país, posiblemente para hacer olvidar todo lo ocurrido con la revuelta de los monjes que terminó en masacre y el escándalo con el reparto de la ayuda humanitaria tras las últimas inundaciones.

Otra muestra del aislamiento al que la Junta quiere someter a sus ciudadanos, es que en todo el país no funciona ninguna aplicación de correo por internet (tipo gmail, hotmail etc.), sino que la única herramienta que funciona es una aplicación que pasa por servidores controlados por el gobierno. Según cuenta Aye Aye, los correos son examinados y los sospechosos se pierden por el camino.

Pero Aye Aye está contenta y nos cuenta sonriendo por qué: por primera vez en su vida tiene un teléfono móvil. Se lo compró aquí en Estados Unidos, por unos 40$ . En su país, lo tiene solicitado desde hace tres años y aun no se lo han concedido. La telefonía móvil en su país la distribuye evidentemente la Junta, y para obtener un número (una tarjeta SIM) hay que hacer solicitudes al ministerio de turno y esperar, esperar, esperar... Pero lo mejor es que una vez aceptada la solicitud, el gobierno también cobra por la SIM. Y no poco: 1,500 $.
Ja, ¡y encima luego hay que comprarse el terminal!

Para hacerse una idea de lo que representa esto, basta con saber que el PIB per capita es de alrededor de 300 $ (véase el World Factbook de la CIA). Pero calma, para cualquier problema hay una solución: dice que también se pueden conseguir en el mercado negro por unos $5,000. Cágate lorito, como diría el poeta.

sábado, 11 de octubre de 2008

Jueves, termina la semana

Ayer jueves, fue el último día de clase de la semana. Sí, aquí en Columbia, como en EDF, sólo se trabaja cuatro días a la semana. El downside es que los tres del fin de semana te los puedes pasar perfectamente en la biblioteca.

En mis denodados esfuerzos por integrarme en la vida estudiantil americana y socializar con la fauna, y a veces incluso la flora locales, ayer, de la mano de Tania y Bernie, me incrusté en una barbacoa en el loft de unos compañeros de la escuela a los que apenas conocía. 

Impresionante, el pisito es un antiguo cuartel de bomberos en Harlem, en la 121 con Manhattan Ave, del otro lado de Morningside Park, en lo que ya podemos definir "territorio comanche", aunque pacificado. Techos de más de cuatro metros, relativamente estrecho pero larguísimo (unos 20x5 m2), todo diáfano y con una terraza enorme al final.

Aprovechando el respiro que nos ha dado el Otoño estos últimos dos días, nos quedamos bebiendo cerveza, comiendo oreo y chucherías (yo llegué cenado), tocando la guitarra y charlando hasta las tantas. Y yo contento por la gran proporción de americanos.

De vuelta a casa, tres amigas y yo, con sendos pedos de diversa consideración, me descubrieron un servicio de Columbia que no conocía: el escort service. A horas intempestivas, se puede llamar a un número del Columbia's Public Safety, el servicio de seguridad de la universidad (un pequeño ejército que mantiene la paz y el orden en Morningside Heights). Y los tíos te envían un coche como de policía, con sirenas y todo, que te lleva a donde tú les digas. Así, aunque yo estaba sólo a diez calles de mi casa, me ahorré el pateo o los 6$ del taxi.

Alucinante, no? Desproporcionado, verdad? Exagerado? Rozando la paranoia?
Pues no, simplemente esto son los US.

Empiezo a comprender dónde van a parar los millones que cuesta la matrícula la universidad...

jueves, 9 de octubre de 2008

Econometría & Procrastination

Esta mañana primer examen de la temporada: Econometría. Bastante bien, pero as usual, todo a última hora, deprisa y corriendo. Los americanos, que en algunas cosas están avanzados de verdad, usan muy comúnmente un término latino para esto: Procrastination. ¡Caramba, nunca sé dónde van las erres en esta palabra!

Y resulta que en castellano también se puede usar. O eso dice el diccionario de la Real Academia de la Lengua:

procrastinar.
  (Del lat. procrastinare).
    1. tr. Diferir, aplazar.

Sacrificando cierto rigor, en la wikipedia podemos encontrar una explicación algo más extensa. Echando un vistazo a los primeros párrafos, concluyo que soy un procrastinador crónico.

Inmediatamente me asusto, preguntándome si padezco algunos de los trastornos que ahí se refieren, como miedo al fracaso, perfeccionismo extremo, adicción a la computadora, o un tardío síndrome del estudiante.

Tras constatar que los padezco todos, recupero la calma y sigo leyendo para saber si existe algún tratamiento o sustancia, ya sea legal o ilegal, que lo cure o al menos atenúe sus síntomas.

Pues resulta que para esta enfermedad, el gilipollas éste de la wikipedia dice que la única medicina posible es aplicarse el cuento de la abuela: "No dejes para mañana lo que puedas hacer hoy". O en su menos inteligible equivalente anglosajón: "Procrastination is the thief of time".

Al menos ahora me muevo en terreno conocido, y puedo aplicar mi terapia de choque habitual, que más o menos versa así: "¿Para qué hacerlo hoy si todavía lo puedes hacer mañana?". Con su corolario inevitable: "Si esperas lo suficiente, lo terminará haciendo otro".

¿O es que os creíais que lo de que tengo alma de funcionario era una broma? Pues no.

Sin embargo, este país debe de estar provocando algún cambio en mí: ya sabéis que he empezado a perder ese cuerpo de funcionario que había estado cultivando en los últimos... ¿8 años?

Y por si fuera poco, desde hace un mes vengo sufriendo otro síntoma extraño y perturbador: por primera vez en mi vida, en lugar de esperar a que se termine (literalmente) toda la vajilla, ¡¡friego los platos justo después de usarlos!! Esto lo tengo que analizar más profundamente, porque coincide con el momento en que empecé a compartir piso aquí en NYC.

Seguiremos informando, o no. (Claro ejemplo de procrastinación)

*Nota: hablando de vecinos célebres, acaban de contarme que un señor que trabaja en Columbia, en el edificio de enfrente del mío, ha ganado el premio Nobel de química.

jueves, 2 de octubre de 2008

Un mes ya... ¡Esto va muy rápido!

Pues sí, ya hace un mes que llegué después de las mini-vacaciones en España. Y aquí ya a tope con las clases, muchos assignments (trabajos) y homeworks. Ah, y la semana que viene empiezan los midterms (parciales)!!

Muy ocupado, pero siempre hay que reservar algo de tiempo para la vida en sociedad...

Mañana jueves, visionado del debate vicepresidencial en casa de IsabelaSocial Affairs Chair de SIPASA, la delegación de alumnos de la escuela. En cristiano, la chica que se encarga de montar las fiestas. Y es que lo lleva en la sangre.

Después de asistir al primer debate presidencial en Le Cornichon, un sitio francés en Williamsburg, rodeado de francesas (la proporción de mujeres en esta ciudad es impresionante, pero esto será objeto de un estudio más minucioso y la subsiguiente entrada en este blog), puede ser interesante ver este debate con americanos de pura cepa.

Lo malo es que son todos estudiantes de SIPA (es decir universitarios de cierto nivel), de Nueva York (es decir, de una ciudad grande y expuesta al mundo exterior), y así, estadísticamente, la proporción de seguidores de Obama será casi tan alta como entre los franceses de Le Cornichon. En cualquier caso, con Sarah Palin por enmedio, seguro que no es tan aburrido como el anterior!

Eso sí, para el próximo debate creo que iré a Idaho, a verlo a casa de Irune (compañera de cola en la embajada americana de Madrid y profesora de euskera en Boise, capital de este estado del Noroeste), con sombrero y botas de cowboy,  bandera americana ondeando a la puerta de casa y un SUV de 6 metros de largo aparcado fuera. Así conoceré todas las sensibilidades posibles...

Mirad qué concentrados estaban los francesitos residentes en NYC en Le Cornichon: