martes, 16 de noviembre de 2010

Personaje A: el trader

En esta nueva sección, enésima que declaro inaugurada (de las muchas que nunca he continuado) y que etiquetaré "personajes/gente", hablaré de seres humanos reales con los que me cruzo en Londres y que permitirán al lector aprehender la diversidad de la fauna local. Procuraré evitar juicios de valor en esta sección.

Empecemos con uno de los más llamativos de los que frecuento, no sin ese toque de amarillismo contagiado por la maravillosa televisión española (en minúsculas) y la prensa escrita de masas británica. Nuestro personaje A es un trader de productos energéticos de cierto renombre en la profesión, de mediana edad (digamos entre los 40 y los 50), un Inglés de toda la vida que ha pasado por varias multinacionales energéticas sin salir de Londres.

A nació en el seno de una familia acomodada, tiene algo de sobrepeso, lleva camisas de los colores más horrorosos que se pueda imaginar y se le adivina esa cara traviesa infantil que algunas personas no pierden nunca. A A le ha ido muy bien en la vida. A entiende los mercados energéticos y se ha acostumbrado a tomar riesgos. Apostó mucho y ganó aun más en estos mercados y hoy su reputación es de sobra conocida, de la misma manera que su cuenta en banco padece de obesidad mórbida por la ingestión de tamaños bonus.

Cuando no trabaja, que son muy pocos momentos del día o la noche, A colecciona coches. Le gustan los Ferraris y los Lamborghinis. Tiene al menos cinco – que yo haya visto en su plaza de aparcamiento, todos ellos de colores tan horrorosos como sus camisas y por un valor agregado superior al millón de libras. Para los indiscretos o amantes de los coches, estos son dos de los que he identificado: Murciélago y F599. Asegura que es una actividad rentable, ya que para obtener estos coches hay que hacer meses o años de lista de espera y muchas veces se venden más caros en el mercado de ocasión. Digamos entonces que cuando no trabaja de trader de energía, hace trading de deportivos de lujo, tomando posiciones habitualmente largas para especular después con el precio al alza en el mercado secundario. Imagino que el coste de cash and carry (uséase, el espacio de aparcamiento en su casa o de los seguros) es un coste hundido en este negocio…

Pero A es también jefe de un equipo. Alguien a quien le cuesta mirar a la gente a la cara cuando habla y a quién sólo se le pueden arrancar más de dos palabras seguidas si son sobre coches o relojes (ah, también hace trading de relojes). El resto del tiempo se comunica por gruñidos o mensajes de correo electrónico de entre tres y cinco palabras. Pese a tener una buena visión, yo creo que esencialmente no le gusta gestionar cosas ni gente, relacionarse con otras personas. Mientras produzca dinero, nadie dirá nada y seguirá ganando galones. Veremos el año que se le dé mal.

A también tiene contradicciones: es alguien capaz de escaquearse de la forma más vil del pago a escote de una botella pedida en un bar en una noche de exceso con otros compañeros de trabajo, y dejar pagar a pipiolos que cobran sólo una fracción de lo que él gana.

Edad: 45
Estado civil: en matrimonio, con varios hijos
Ocupación: trader, sector financiero
Alojamiento: detached house familiar en las afueras con sitio para todos sus coches
Salario: indefinido pero superior a ₤ 1m anuales