martes, 23 de febrero de 2010

FSA aprobada. Al límite ...inferior

Me parece encomiable que ante cada reto el ser humano intente superarse, explorar en búsqueda de sus límites, ir más allá de lo conocido, adentrándose en el terreno de lo incierto para emerger más fuerte, más seguro de sí mismo, más sabio...

Ante cada reto, los seres humanos nos vemos obligados a reinventarnos, usar combinar nuevas y antiguas artimañas para superarlos, a dar un poco más de nosotros mismos, empujando quizás los límites un poco más allá de lo familiar, para ampliar nuestra zona de confort. Y así vamos creciendo.

He hecho muchas cosas, que algunos creen grandes, admiran. Pero yo me siento cómodo, estoy en una zona de confort yendo a estudiar a Francia, cambiando de trabajo cada dos años, volviendo a estudiar en NYC, y cambiando de trabajo de nuevo. Londres es quizás lo que más me esté costando. Pero sigue siendo una nimiedad con respecto a los esfuerzos y las barreras personales y ambientales que rompen por ejemplo quienes menciono en mi post anterior (escrito ayer, en plena procrastinación, pero programado para su publicación hoy, a la salida de mi examen).

Por ejemplo, acabo de llegar a casa después de tomar algo con amiguetes en varias tandas (Kamal, Dorothee y Vasileios, primero, compañeros de trabajo; luego Mario e Indra, ex compañeros de SIPA de visita en Londres y finalmente con Arnaud, compañero de piso). Uno de los motivos es que hoy he aprobado el último examen de la FSA y ya tengo licencia.

Licencia para matar el sistema financiero global, licencia para provocar crisis mundiales y para conseguir, que por primera vez en los últimos 20 años, el índice de pobreza en el mundo aumente, para que el número de muertos por malnutrición aumente tras un cuarto de siglo de constante disminución (datos cuantitativos de fuente incierta y fiablidad quasi-nula).

Bien, pues en este examen, como en muchos de los que hice en SIPA y en parte de las cosas que hago de forma cotidiana (no necesariamente en el trabajo, si no también a nivel doméstico o en la esfera social), siento que llego a límites inexplorados, alcanzo cotas inusitadas, y juego con el peligro de acercarme al extremo de lo conocido, al confín de lo razonable. Sí, como los que he mencionado antes, pero por el otro lado: POR EL EXTREMO INFERIOR.

He aprobado el examen estudiando lo menos posible. Solo hoy por la mañana realmente (y una hora o dos ayer domingo por la tarde). He ido al examen sin la más mínima garantía de aprobar, habiendo leído una vez los apuntes (ni siquiera el libro) y sin haber practicado exámenes. Y he aprobado, seguramente por la mínima (nota exacta mañana). ¡Mínimo esfuerzo, máximo rendimiento! Aprobé, sí; pero probablemente no aprendí unas cuantas cosas interesantes. Lo mismo me pasó en SIPA (claro, si uno quiere descubrir NYC, hay que encontrar compromisos)...

Compromisos. El caso es que con la edad (digamos, la experiencia) me doy cuenta de que soy bueno en unas cuantas cosas, pero no soy excepcional en nada... y quizás eso es un error, es más complicado realizarse trabajando una suma de cosas que concentrándose en una sola. Probablemente porque es más difícil de valorar. A partir de ahora quizás debería concentrarme sólo a trabajar, o a escribir en el blog, o a aprender idiomas, o a dar la vuelta al mundo... mi problema es el de siempre: elegir. Y mientras no lo haga, seguiré haciendo de todo para no hacer casi nada, y siendo condescendiente conmigo mismo.

lunes, 22 de febrero de 2010

Más amigos interesantes... ¿y Manel & The City?

Me permito llamar la atención sobre un post aparecido en el blog de Rubén (Rubén el La Romana, en castellano, es uno de los amigos interesantes de la columna de la izquierda). Rubén ha visitado un par de veces Haití desde el terremoto de principios de año y aquí nos relata cómo vive un hospital en una zona de desastre. Lo hace desde el punto de vista de un observador casi neutral, bastante objetivo, literalmente extracorpóreo; pinta un panorama realista y crudo pero sin sensacionalismo, cosa difícil en estos días. Menciona el real y acuciante problema de la internacional desorganización de las organizaciones internacionales y, al igual que Forges en todos sus chistes desde entonces, nos sirve de conciencia.

Otro amigo interesante que no incluyo en la columna de la derecha por el ingente tráfico en su blog (se publican varios posts al día) es Will Straw, compañero de máster en Columbia. Su blog, Left Foot Forward (en inglés), es también su trabajo a tiempo completo: es una respuesta política los hasta ahora más activos blogs conservadores, y se está ganando rápidamente un sitio en el panorama político inglés - es mencionado en artículos e incluso en la cámara de los comunes.
La campaña de 2010 se anuncia dura y, cuando menos, es una buena preparación para la fase de oposición a la que parece abocado el laborismo tras 13 años en el poder. Quizás debería tomar nota el Partido Socialista en España.

Finalmente hay otro blog que me impresiona bastante y que sigo como me gustaría. Adrien y Manue, amigos de Francia y ex compañeros en GE han dejado su trabajo y se han lanzado a dar una vuelta al mundo en 12 meses, el tour du monde des Tillitales (en francés). Inversión inicial : 2.800 € por el billete vuelta al mundo, coste variable: 1.000 € mensuales para sobrevivir. En el menú mucho Hemisferio Sur, mucho senderismo y escalada. Impresiona la valentía necesaria para dejarlo todo durante un año; impresiona el recorrido y la preparación del viaje; impresionan las experiencias que han vivido en menos de dos meses; impresiona el hecho de que puedan escribir casi todos los días desde países remotos...

Experiencias envidiables y admiradas. Y yo me pregunto qué interés tiene Manel & The City en comparación con estos ejemplos. Difícil pregunta. Quizás la respuesta sea la descripción del blog que hay arriba en la parte derecha: el modesto objetivo de este blog es compartir pensamientos y experiencias seleccionados de forma subjetiva y unilateral; compartir algo de mi vida con los que sepan leer entre líneas, y a veces, conseguir interesar e incluso divertir al lector.

Y sin embargo no me quito de la cabeza objetivos de mayor tamaño y otras posibilidades...

domingo, 21 de febrero de 2010

Más procrastinación: Avella's en Londres

Aproximándose mi último examen de la FSA - mañana lunes -, mi capacidad de procrastinación crece, se multiplica, alcanzando nuevas y desconocidas cotas. Así que ayer, en vez de estudiar, decidí dormir hasta tarde, revisitar algún clásico del cine (De aquí a la eternidad) y aprovechando que el día se alarga a marchas forzadas, por la tarde caminamos desde casa hasta Portobello Road, donde había unos amigos de Arnaud.

Simpático descubrimiento durante la caminata en el número 80 de Mortimer St, un bareto de comida rápida a la inglesa, visiblemente de origen italiano, que se llama Avella's Cafe, negocio familiar según dicen. No lo pude probar - es una zona de oficinas, probablemente cierra sábados y domingos.

jueves, 11 de febrero de 2010

Nieve y sentido común

Hoy ha nevado ligeramente en Londres y se espera que sigan cayendo copos el resto de la semana. Sin embargo nada que ver con la que ha caído en Washington DC y de la que puntualmente informa Rachel con fotos en Facebook.

Al parecer la capital federal está completamente paralizada, sus 230.000 funcionarios en casa por cierre de todos los edificios gubernamentales. Las escuelas y los medios de transporte prácticamente inexistentes, el sistema de distribución eléctrica en precario (más de lo que ya lo está en condiciones normales, con hasta 400.000 usuarios sin suministro). Imagínense, amiguitos, al staff de los rancios senadores americanos yendo a trabajar al capitolio sobre esquís o raquetas de nieve. Y ahora véanlo:

Esto me recuerda al episodio que vivimos en Londres justo antes de Navidad y del que ya hicimos algún comentario. Todo tiende a parecernos excepcional en estas condiciones. El temporal en curso es siempre el más intenso que recordamos. Y la forma en que gestionamos la información en esta sociedad de la desinformación no ayuda. Noticias 24h, titulares a cuatro columnas, imágenes impresionantes... Este diseño que pretende escandalizar a la sociedad consigue a medio plazo insensibilizarla. Pero he de reconocer que, cual reality show, estas cosas enganchan por impresionantes. Si no, miren la foto satélite de mi isla que publicó El País durante las nevadas de la primera semana de enero: la pérfida Albión, vistiendo sus mejores galas; literal y figuradamente in albis bajo un manto de nieve.

Y sin embargo, mi memoria no sensorial me dice que las reacciones se repiten, que las nevadas son todas del mismo orden de magnitud, y la estadística que empuñan los medios de comunicación en cada caso no es más que mera anécdota matemática para poner de relevancia lo poco acostumbrados que estamos ya a someternos a la madre Naturaleza, a los caprichos del Planeta herido pero tan fuerte como siempre.

Tan es así, que hemos olvidado un mínimo respeto por el medio. No sólo porque lo destruimos con enorme y asombrosa facilidad, sino también por la petulancia y superioridad con que nos relacionamos con él. En nuestra inconsciente temeridad creemos poder controlar fuerzas de cuyo poder sólo atisbamos una fracción: Terremoto en Haití: 200.000 muertos; Tsunami en Indonesia: 300.000 muertos; cifras que ni siquiera se alcanzaron en Hiroshima o Nagasaki. Otro ejemplo: Primera guerra mundial, ocho millones; gripe española, más de 50 millones (en la mitad de tiempo).

En estas situaciones, la sociedad de la información facilita hacer cálculos tan irrefutables como irresponsables del coste de estos fenómenos. En el caso que nos veamos un simple ejemplo para el dato que hemos mencionado más arriba: 230.000 funcionarios federales en casita x sueldo diario medio de supongamos $400 = $92m - Noventa y dos millones de dólares sólo en sueldos de funcionarios de DC. Nótese pues que la pérdida total en unidades de PIB por estas disruptions puede ser colosal.

Y claro, malcriados del primer mundo, campeones del liberalismo económico que nos es tan cómodo, consideramos, en nuestro delirio económico y prepotencia irracional, que perder todo este potencial es un lujo inasequible. Y asumimos que debe de evitarse. Que la nieve, el agua, huracanes, terremotos, tsunamis o atentados no son motivo suficiente para parar la imperiosa actividad productiva que nos hace hombres. Damos por hecho que papá Estado (uncle Sam, hacienda somos todos, etc...) está ahí para eso. En esto sí somos socialdemócratas. Y nuevos ricos. Y desmemoriados.

Así pues, pese a los tímidos llamamientos a la prudencia, nos creemos en el derecho tentar a la suerte con cargo a la sociedad. Y esto hasta un punto que raya lo indecentemente ridículo. Procedamos a una demostración tan científica como las estadísticas que publican nuestros periódicos:

Imagínense al cuando menos eficaz Director General de Tráfico de España, invitando en el telediario a todo el mundo a quedarse en su casa, a no usar su vehículo particular y a extremar las precauciones ante la nevada que cayó en Madrid a finales de 2009. Pero claro, el director general de tráfico es una figura importante, y su presencia en la oficina es necesaria para el buen funcionamiento del país. Obviamente, al día siguiente de rodar la entrevista que saldrá en el telediario, decide desoír su propio llamamiento y nos proporciona este titular: "El director de Tráfico sufre un accidente de moto por el temporal". Esperpéntico; manda huevos, que diría el ex-presidente del Congreso.

Yo, la próxima vez que nieve, me quedo en casa. Bueno, excepto si tengo mucho trabajo, claro!

miércoles, 10 de febrero de 2010

Disquisiciones con mi Blackberry: preguntas inverosímiles para respuestas incoherentes

Sentado en la primera fila del piso de arriba del bus 38, recien salido del trabajo y a la altura del Hard Rock Cafe que hay detras de Buckingham Palace, me digo que ultimamente solo escribo el blog desde buses, trenes o aviones.

Aprovechemos pues que hoy me ha apetecido hacer uso del excelente servicio de autobuses de Londres para inaugurar una nueva seccion: la de las preguntas que todos nos hemos hecho pero que a menudo formulamos en voz alta por parecernos estupidas y a las que, justamente por esto, raramente conseguimos dar respuesta. Seguro que teneis muchas de estas. Transcribo la primera que me ha venido a la mente:

¿Por que el teclado numerico de cajeros, telefonos, ordenadores los numeros cada vez estan en un orden distinto?

En efecto, os habeis dado cuenta de que cuando se han hecho muchos numeros por odenador, a la hora de llamar por telefono se equuivoca uno? Aunque siempre se leen de izquierda a derecha, en unos se empieza por arriba y en otros por abajo. Resultado: se cambian 1 por 7, se confunden 2 con 8 y se mezlan 9 y 3... Y en los cajeros tiene peligro la cosa, a la tercera equivocacion, te quedas sin tarjeta.

¿Alguna ayuda con la respuesta? Si alguien tiene respuestas o preguntas de este estilo, que no deje de compartirlas. Yo ire anyadiendo las que me surjan.

Atasco en Picadilly, vamos muy lentos, voy a leer un rato.

domingo, 7 de febrero de 2010

Original Soundtrack (8): Four seasons in one day

La primera canción de esta sección dedicada realmente a Londres es una pieza de los Australianos Crowded House, se llama Four Seasons in One Day.

Y es que en esta ciudad, casi todos los días permiten ver un poco de todo. Casi todos los días llueve un poco (por poco que sea), con lo cual en invierno es muy probable ver nieve (que cuaje es otra historia) , todos los días sin excepción se ven las nubes (por poco que sea), el viento es también un elemento habitual (gran potencial eólico, largamente ignorado). El punto positivo es que también se asoma el sol prácticamente todos los días, por poco que sea (en este caso, suele ser tan poco, que si no estamos atentos, se nos puede escapar el rayo de de sol.

Sorprende, ¿verdad? Decir que en Londres todos los días hay al menos un momento de sol... pero es cierto. Es como el rayo verde, solo que no sabemos ni en qué dirección, ni en qué momento mirar, con lo cual puede ser casi igual de complicado de capturar...

Examinando la letra de esta canción, decido que el verso más interesante es el que dice:

Similing as the shit comes down
[sonriendo mientras nos cae la mierda]

Ahí va el video con la versión en la voz dulce y algo resquebrajada de Ashley Harrison:


Otras versiones de la canción: una en directo, y la versión original como la escuchamos en España en su día.