sábado, 19 de noviembre de 2011

Movember en la City

Llega el mes de noviembre a Londres y paulatinamente, al pasar los días, empieza uno a percibir un cambio en alguna gente en el metro, en la oficina, en la calle. No es mayoritario, simplemente unos cuantos individuos, pero la tendencia parece clara.

Sí, es como una sombra clara al principio, pero que se oscurece y agranda con el paso de los días, y está siempre en los mismos lugares: en el labio superior de algunos señores random que se encuentra uno por la calle.

Después de tres años en la city, por fin he entendido de qué se trata. Se llama Movember, y es una gamberrada colectiva que se inventaron unos señores para recoger dinero en la lucha contra ciertas enfermedades masculinas como por ejemplo el cáncer de próstata o de testículo. Y el fenómeno a atravesado las fronteras, con Canadá ya casi al mismo nivel de recaudación que el Reino Unido y algunos otros países siguiendo su estela.
El fenómeno se internacionaliza, e incluso en España donde los bigotes cuentan con pocos fans, ya se ven algunos destellos, como por ejemplo este.

Este año, en mi nuevo ambiente de trabajo, hemos decidido participar en esta gamberrada, que tiene unas reglas bastante sencillas (no me negaréis que los argumentos son convincentes).

Así pués desde el primero de noviembre no me he afeitado el labio superior, dejándome crecer una pelusilla infame y embarazosa que es el hazmerreír de propios y extraños – excepto algún despistado que piensa que es mi look habitual. Esta es la evolución hasta hoy (días 9, 14 y 18 de Movember):


Aun o tengo muy claro cuál es mi target en este endevour, aunque tengo cierta debilidad por el modelo de Mo de Tom Selleck. Y al parecer no soy el único:


Lo cierto es que de momento las comparaciones que me han hecho (entre otras en una conferencia sobre el mercado europeo de gas a la que asistí en París las semana pasada) los parecidos que me han sacado son diferentes, incluyendo: Freddie Mercury, Carlos el Chacal (terrorista venezolano), el anuncio del 118118 en Inglaterra e incluso un actor porno de serie B de los años setenta... juzgad vosotros mismos los parecidos:


En cualquier caso, esta gamberrada tiene un objetivo último, que es sensibilizar sobre estas enfermedades y de paso recaudar algo de dinero. Para ello ponen a disposición de los participantes bigotudos una página web personalizable para recoger donaciones, el MoSpace. Si tenéis curiosidad o incluso ganas de participar en esto, no dejéis de visitar mi MoSpace en este link:

http://mobro.co/elMan

Una pequeña donación en soldaridad por el ridículo y sobre todo para luchar contra las enfermedades masculinas se agradecerá infinito...

jueves, 13 de octubre de 2011

Muere Steve Jobs. La noticia más positiva

No, no es que piense que la muerte de este visionario sea positiva.

Pero lo cierto es que en estos días aciagos y tumultuosos de crisis financiera - contagiada ya al resto de la economía y pronto en crisis política global (indignados del mundo, ¡uníos!), todas las noticias son malas. Y algunas peores.

Nuestro políticos locales, con su habitual bajeza potenciada por unas elecciones cuyo resultado sabemos de antemano (incumbent's out, en cualquier país del mundo), y la pobreza intelectual que caracteriza a los medios de comunicación de masas en nuestro país, no hacen sino acentuar esta sensación de desasosiego, desesperanza, impotencia absoluta... sentimientos muy difíciles de gestionar porque se pueden convertir muy rápido en miedo, rabia y odio (algunos dicen que también es posible sublimarlos en actitudes positivas, creativas, emprendedoras).

Y va y se muere el tío este.

Cierto es que Apple y Pixar han tenido una influencia muy importante en nuestras vidas. Pero no exageremos, simplemente ha democratizado y banalizado internet a través del iPhone. Eso sí, ha sido el primero en hacerlo y lo ha hecho con estilo.

Ya de paso, ha hecho de su empresa la compañía con mayor cotización en bolsa del mundo (la cotización de hoy es de 0,4 billones de dólares, aproximadamente el PIB de Noruega, Austria o Surafrica). Unas oficinas con mucha materia gris y algunas patentes valen más, según el sacrosanto mercado, que la petrolera más grande del mundo, con sus yacimientos de oro negro, sus barquitos, refinerías y sus gasolineras por todo el planeta. Por fin vemos un indicio objetivo de aquello que se dio en llamar la sociedad del conocimiento frente a la sociedad industrial. Los Jobs y los Gates desbancan a los Rockefeller y a los Edison. Ellos son los nuevos reyes, pero el Dios sigue siendo el consumismo.

Es pues caso admirable, un emprendedor como la copa de un pino, un genio, un visionario, líder, inspiración, modelo a seguir. La suya es una historia bonita. Y por eso se ha contado con profusión en los últimos días en los periódicos.

Qué jodido que lo único que desprende vibraciones positivas estos días es la muerte Jobs.

Ahí va el famoso discurso que dio en la Universidad de Stanford para la graduación de la promoción 2005. Hacía años que no lo oía, y ahora está hasta en la sopa.

miércoles, 10 de agosto de 2011

Día 1 - NYC revisited

Estreno el vuelo directo Valencia-Nueva York de Delta. En un avión que parece pequeño para un vuelo tan largo (un 757, con sólo seis asientos por fila, como los aviones que van de España a Londres) me doy cuenta de que es 5 de julio. Curiosa coincidencia: justo el mismo día en que, hace tres años, volé a NYC para estudiar durante más de un curso completo en Columbia.

Llevo dos años sin pisar NYC, la city original a que hace referencia el título de este blog. Y la he echado mucho de menos. A NYC y a la gente con la que pasé aquellos 12 meses.

Quizás debería haber empezado por esta fecha la serie de entradas sobre mi estancia en NYC este verano, pero no me ha apetecido hacerlo cronológicamente, de forma que esta quinta entrada de la serie se corresponde con mi primer día de viaje. Todas las entradas relacionadas con este viaje llevarán la etiqueta "NYC revisited".

Como siempre, con poca organización, me quedo temporalmente en casa de mi amigo Mario, en TriBeCa (véase en el enlace la insigne lista de vecinos). Y ya en mi primer día tengo que ir a la escuela en la que me he inscrito al curso de fotografía.
El viaje en el A train desde el aeropuerto JFK hasta Manhattan fue como una redención después de todo este tiempo, un reencuentro con NYC a través de una eclosión de sensaciones neoyorquinas mientras los cinco sentidos saturan al mismo tiempo: los olores fuertes y desagradables en la estación, el ruido ensordecedor del tren al llegar y el también estruendoso silencio de sus pasajeros en el interior, los colores apagados del vagón acentuados por esa lechosa luz fluorescente de los trenes antiguos que aun se usan en la línea A y, por supuesto, el aire acondicionado en modo “glacial” que pone la carne de gallina en los metros vacíos de NYC.

Pero, a parte de estas sensaciones puramente físicas, el hecho que intelectualmente me hizo asumir, comprender que ya estaba realmente en NYC, fue lo que vi en mi paseo desde la estación de Canal St hasta casa de Mario en N. Moore St. Caminando bajo un sol aplastante con mis dos maletas por Franklin St había un toldo blanco enorme instalado en medio de la calle, con cámaras de televisión, fotógrafos, periodistas y un par de camiones con antenas satélite para emitir en directo; todos sentados en sillas plegables, con las cabezas casi metidas dentro del recipiente de plástico de comida para llevar y levantando de vez en cuanto la vista para mirar al otro lado de la calle.

Era DSK Beach – bautizada así por el programa Paris Plage que organiza la Mairie de Paris y que consiste en poner arena, algunas macetas, tumbonas y aspersores de agua al borde del Sena en el mes de agosto creando una especie de playa ilusoria para parisinos. De un modo similar, los periodistas de todos los medios de comunicación han acampado en la acera norte de Franklin St, justo enfrente del número 153, donde está el pisito de Dominique Strauss-Kahn (DSK) y su mujer durante su aventura neoyorquina.

No es que estas cosas sólo pasen en NYC, pero sólo aquí pueden llevarse a estos extremos. Pasé varias veces por esa calle y este es el panorama que vi:

Y este es el que ve él cuando sale de su casa:

lunes, 1 de agosto de 2011

Día 10 - Cazafantasmas en Brooklyn

En el sinfín de actividades que propone NYC en verano hay muchos cines de verano en parques públicos, terrazas o terrenos desafectados. El jueves 14 de julio, mientras los franceses veían los únicos fuegos artificiales decentes del año y terminaban su noche bolingas perdidos en los bailes de los bomberos de cada barrio, David, Ana, Sabina, mi hermano Jaume y yo nos decidimos por Ghostbusters en el nuevo Brooklyn Bridge Park.

Debo reconocer que hace unos meses fui a verla en un cine que pone películas vintage (uséase, viejas) en Londres y que al poco me compré el dvd para poder verla en casa también. Pero es que es una película de esas que mejora con el tiempo, y además una oda a NYC cuyas localizaciones vale la pena visitar.

Y sin embargo me lo pasé como un enano viéndola de nuevo, con esas primeras escenas en el campus de Columbia University, en la improbable cátedra de estudios paranormales. Y con un estupendo picnic, postre incluido y un par de botellas de vino escondidas en bolsas de papel y con vasos opacos para que no nos cayera una multa (en los parques de NYC esta prohibido beber y fumar).



Lo mejor, además de la compañía, la luna casi llena y el margarita que nos tomamos después en Pedro's, fue la experiencia de ver una película bajo el puente de Brooklyn y con una vista insuperable de downtown Manhattan que cambiaba de color por minutos. Esta imagen es una muestra de las dos películas que veía al mismo tiempo:

sábado, 30 de julio de 2011

Día 26 - Desamor neoyorquino

Leía ayer sábado en el periódico un artículo de Jonh Carlin en El País que resume de una manera un tanto simplista pero ciertamente eficaz cómo me sentí cuando llegué a NYC 26 días antes.

Venía a decir Vila-Matas "cuando se ha vivido en París ya no se puede vivir en ninguna parte, incluido París". El entrecomillado aquí es un licencia literaria porque no recuerdo cuál era la frase exacta. Sin embargo describe bien esa sensación que sentimos en los reencuentros, cuando volvemos a un antiguo amor.

Segundas partes nunca fueron buenas, decía el aprendiz de poeta. Y es cierto: los defectos que al principio ni veíamos y que más tarde tolerábamos felices, devienen lo más evidente en el reencuentro (o más bien desencuentro) posterior.

Así le ha ocurrido a Carlin en su reciente visita a NY. Y de alguna manera yo también he experimentado ese rechazo, aunque de manera un poco más equilibrada. Como dicen los americanos, con mixed feelings, o en cristiano, sentimientos encontrados.

Cierto es que he redescubierto muchas de las cosas que hacen grande esta ciudad infinita, la capital del mundo. Pero cada vez me resulta más evidente que la estructura del edificio socio-económico de este país, que ha servido y sirve de modelo a todo el mundo conocido, está podrida; que las bases que sentaron en su día para crear la sociedad más progresista y moderna del mundo han sido manipuladas, mancilladas por un poder económico que sustituye al antiguo poder feudal pero que mantiene el derecho de pernada para con sus vasallos, ahora llamados empleados, contribuyentes, clientes o consumidores.

Y sin embargo me quedaría otro mes.

Aquí va la nota de Carlin, en español: Desamor neoyorquino.

viernes, 22 de julio de 2011

Original Soundtrack (15): Dia 11 - Live and Let Die at the Yankee Stadium

Casi por casualidad y, en todo caso, gracias a la insistencia de Marcin asistí el viernes 15 de julio a uno de los dos conciertos que Paul MacCartney ha dado en NYC este mes. Marcin, Jago, Bibi y yo llegamos al Yankee Stadium, en el Bronx, unos 15 minutos tarde. Era mi segunda vez en el impresionante estadio, y en esta ocasión estaba aun más lleno si cabe.

Desde lo alto de la tribuna veíamos el enorme escenario bastante pequeñito, afortunadamente flanqueado por dos pantallas cual columnas de Hércules y que permitieron a los miopes ver la jeta al ex-Beatle.

Sin teloneros, salió Sir Paul a escena a eso de las 20h30 y con algún guiño a los Beatles intercalado interpretó esencialmente canciones de sus etapas con los Wings y en solitario. Una banda joven pero brillante, con un batería encorbatado que además era el animador del cotarro y dos guitarristas que podían ser sus hijos o nietos. Un líder que se quitó la chaqueta a la cuarta canción y que cambiada de instrumento cada tres o cuatro piezas: bajo, eléctrica, ukelele, piano de cola, acústica...

Al cabo de algo más de una hora y media empezó a tocar más Beatles: Eleanor Rigby, Ob la di, Get back, Let it be, Hey Jude... el truco que nunca falla: todo el estadio en pie, cantando y bailando a los Beatles, escuchando a uno de ellos, casi el último, en vivo. Mucha emoción, lo cual hoy en día no se traduce en gente ondeando mecheros, sino en todo el mundo sacando cámaras, iPhones, Blackberrys y poniéndose a grabar. Es mucho menos romántico, pero debo reconocer que desde atrás, ver miles de pantallas todo tipo de gadget con cámara, moviéndose al ritmo de la música, también es bastante emocionante. Un momento genial, histórico. Quizás estuvo de más un homenaje a John Lennon un poco traído por los pelos.

Aunque se le veía cómodo en el escenario, pensé que la vuelta a los viejos hits del casi septuagenario significaba el principio fin del concierto. Y efectivamente, a las dos horas justas del inicio del concierto, con Live and Let Die llegó la apoteosis final, fuegos artificiales incluidos. Véase una muestra cortesía de una de esas lucecitas que veía yo desde la tribuna:



Pero no fue así, el Beatle zurdo se lo estaba pasando bien, había luna llena y era su primer concierto en NYC, de manera que tocó un par más y no se hizo de rogar mucho para salir a por los primeros bises, que fueron cuatro o cinco. Para los segundos se hizo rogar un poco más. Pero lo que sí nos costó fue hacerle salir una tercera vez. Entonces, con la voz rota, y solo acompañado por su guitarra acústica nos regaló Yesterday.

69 años. Tres horas ininterrumpidas de concierto. Un portento, una fuerza de la naturaleza.
Y un repertorio de números uno que podría haber durado 3 días en lugar de 3 horas.
Magnífico, qué buena idea Marcin.

Día 17 - Ruidos en NYC: el aire acondicionado en lo alto

Es casi la una de la madrugada, de vuelta a dormir me bajo del taxi en la 96th con Broadway y camino hacia el norte. Hoy a sido uno de los días más calurosos que recuerdo en NYC, con temperaturas de hasta 37 °C y una sensación de calor de cerca de 50 °C por la humedad extrema. Aun ahora, a las dos de la madrugada, tenemos 30 °C reales y una sensación de calor de 34 °C, auténtica noche tropical.

Y precisamente caminando por Broadway en esta calurosa noche hoy he advertido uno de los ruidos característicos de esta ciudad rica en sonidos: el constante y monótono ronroneo de los aires acondicionados instalados en las fachadas de los edificios. Es como un murmullo de fondo, gris y cansino, no muy fuerte pero sí pesado y que viene de muy alto. De tan alto como lo puedan ser los edificios de viviendas de la primera mitad del siglo XX que pueblan el Upper West Side. Y tan monótono que el oído se acostumbra a él, o quizás es el cerebro quien lo filtra, resultando inadvertido en el ajetreo diario.

Nunca ha sido la calidad o el diseño en el sentido europeo un preocupación de esta sociedad súper-consumista. Aquí lo que importa es que sea grande, que funcione y si es posible (aunque no necesario) que dure. De ahí que los feos aparatos de AC (léase ei-sí) que crecen como setas sobre las fachadas sean pesados, grandes y muy ruidosos, y que, además de seguir perdiendo agua, tengan el mismo diseño de caja cuadrada que ya tenían en los años 60.

Sí, definitivamente en verano este ruido de fondo forma parte de la banda sonora de la ciudad. Pero no es fácil oírlo, yo me he dado cuenta por primera vez hoy habiendo vivido un año en la ciudad. Quizás por eso me echaron del conservatorio cuando tenía diez años.

jueves, 2 de junio de 2011

Encuentros y desencuentros: JB en el Eurostar

En mi último viaje con de trabajo, el viernes 13 de mayo, con tres o cuatro reuniones en París (sí, tengo la costumbre de llenar mis días de viaje para no sentir que pierdo el tiempo), iba yo en el Eurostar la tarde anterior con mi jefe en dirección a París y tuve uno de los encuentros más interesantes de mi vida, que hizo este trayecto en tren el más ameno que recuerdo.

Al poco de sentarnos en nuestro sitio, un señor mayor, con traje y un pequeño trolley, desaliñado, y visiblemente borracho, apestando a alcohol, se sentó justo enfrente de mí (mi jefe y yo estábamos sentados en un espacio para cuatro personas, con mesa interpuesta). Mi primera reacción fue ignorar sus saludos y comentarios, diciéndome que el abuelo nos iba a dar el viaje (Londres-París dura unas 2h20).

Su primera aportación fue decir que no se puede tratar con los ingleses, que son auténticos alcohólicos, borrachos sin remedio... decía que acababa de beberse en una comida de trabajo con otras dos personas, dos botellas de Scotch. Por ese entonces el hombre ya había pasado al francés. Y cuando me preguntó de donde soy, incluso trató de chapurrear, con relativo éxito, algo de español, diciendo que él llegó a España en diciembre del 75, después de la muerte de Franco, a quien aborrecía. Me enseña sus dos pasaportes, británico y argentino, donde constato su edad (82 balais) y su nombre judío.

Tras pedir una mignotette de whisky, que yo acompañé con un copa de champán y mi jefe con una botella de agua con gas, hace un brindis "por Felipe", en español (será el brindis de la noche). A mi pregunta sobre si se trataba de González o de Borbón, dijo que obviamente se trataba de González, un gran hombre y mayor corrupto, pero de gran inteligencia y que hizo progresar España de manera inusitada... bonita teoría.

Al parecer este señor, que llamaremos JB por la marca de whisky bebíamos, es uno de los mayores propietarios de suelo en Marbella, una multimillonario de verdad, con todo su haber en activos físicos y sin deudas con los bancos (es decir, ningún debe). Además del suelo, parece que se le ha dado muy bien el negocio de los casinos, en España, Francia, Argentina y Vietnam.

Mi curiosidad puede más que el recato y le pregunto también por otros grandes prohombres de la patria. Y Aznar, ¿que tal era? Me dice: "el más corrupto de todos". Y ya puesto le pregunto por Zapatero: "Ése es tonto. El pobre es honesto, pero más tonto que hecho de encargo".

Sigue con su discurso algo marchito, pues creo que la realidad ha cambiado un poco desde la crisis inmobiliario-financiera: "España es el mejor para hacer negocios en Europa, buen clima, mujeres bonitas y fáciles, mucha hambre y corrupción por todas partes sin el menor tapujo". Al parecer en España, con que vayas con un fajo de billetes a ver a alguien, todo está resuelto. En Francia en cambio son igual de corruptos, pero se las dan de refinados y todo se complica un poco por una cuestión puramente formal. Pero el bottomline es que todos son corruptos, y para muestra un botón: Al parecer cuando JB quería abrir su casino en Sevilla encontró bastante resistencia por parte de la Iglesia, el arzobispado de la ciudad a la cabeza: que si el juego es pecado, que si los feligreses van a irse por el mal camino, etc. Ante esta dificultad, los guías espirituales de los sevillanos encontraron que su bendición para la apertura del casino valía 350.000 euros que servirían para reformar nosequé de la Giralda. Asunto resuelto, casino inaugurado con bendición urbi et orbe del arzobispo en persona incluida en el precio. Bien pensado no es demasiado caro, seguramente contratar a Belén Esteban o a David Bisbal para la inauguración no sea mucho más barato y es seguramente menos universal.

Uno de los momentos álgidos fue cuando, entrando en modo abuelo consejero, JB afirma que pese a todos sus millones yo tengo algo que él o tiene: tiempo. Asegura que ha malgastado su vida por los "cochinos billetes verdes". Y revolviéndose en su asiento no sin dificultad (llevamos ya 3 migonettes de whisky), saca trabajosamente un gran fajo de billetes de 100 y 200 euros: "mi vida perdida por esta mierda". Dice que si fuera joven, ahora mismo se iría al Este, a Asia. Que en Vietnam tiene un par de mantenidas que por cuatro perras hacen todo lo que él quiere, y que a su mujer no le hace mucha gracia, pero que qué se le va a hacer... Mi respuesta es que es muy fácil decir eso cuando ya se tienen los millones.

Con la cuarta mignonette de whisky (y mi respectiva cuarta copa de champán), entramos en diatribas más políticas: él fue miembro del gris partido comunista inglés en su juventud, cosa que dejó para convertirse en financiero. Fue donante del Sinn Fein (imagino que como con la Iglesia católica española, tendría algún negocio en Irlanda). También habla de sus años en NYC, donde, dice, un judío tiene una gran ventaja comparativa, al contrario que en Europa. Allí, con ser judío se te abren las puertas. Y por eso pasó un par de años en Goldman Sachs. Ahora sin embargo se considera socialista. Asevera que el sistema capitalista no funciona, que explotará por un lado u otro porque permite desigualdades demasiado importantes. Dice que las condiciones de los trabajadores han mejorado, pero no lo suficiente, mientras que el capital hace cada vez mayores márgenes... Mi respuesta es que es muy fácil decir eso cuando ya se tienen los millones.

No está muy claro por qué se va de UK, pero ahora es más francés que inglés. Sin más rodeos, le digo que estaría dispuesto a seguir sus consejos, pero que mejor que me haga director de uno de sus casinos en Vietnam, que así lo de go east se hace más fácil. Él me toma la palabra, y tras un apretón de manos, intercambiamos los números y quedamos en comer un día de estos...

Al final, lo acompañamos (sostenemos) hasta la parada de taxis en la Gare du Nord, donde pilla un coche privado que por la módica suma de 50 € lo llevará a la Avenue Montaigne (¿dónde estaría su chófer?).

Y luego mi jefe me dice que yo ya me puedo volver a Londres, que en estas dos horas he hecho suficiente Business Development y que el día siguiente será mucho menos interesante que el viaje en tren. Y efectivamente, tiene razón.

Viajes así, los que hagan falta.

martes, 31 de mayo de 2011

¿De qué habla cuando habla de correr?

Hace un par de meses recibí un libro por Sant Jordi: "De qué hablo cuando hablo de correr", de Haruki Murakami, que ya he terminado de leer y por tanto reseñado en la columna a la derecha de este texto.

Se trata de una suerte de memorias organizadas alrededor de la gran afición del autor por ese deporte. Ya es célebre este japonés de tardía vocación de novelista y aun más tardía de corredor de fondo, que un día, contemplando el cielo durante un partido de béisbol decidió que se iba a dedicar a escribir. Tras un par de años compaginando la escritura con el club de jazz que regentaba, pasa a escribir a tiempo completo. Pero para mantener la salud física y mental, empieza también a correr, llegando a hacer maratones, ultramaratones y, últimamente, triatlones.

El libro, imbuido de un tono ciertamente filosófico, me hizo reflexionar sobre la vida y el saber estar con uno mismo. Veo cómo algunos de mis amigos, superada la treintena y generalmente emparejados de manera bastante estable, cambian su vida social por los deportes de fondo que practica Marukami, en algo así como un signo de madurez. Una madurez ahogada, reprimida, paradójicamente con ciertos visos de infantilismo, otra expresión del sempiterno miedo a la muerte, pero que al fin y al cabo representa ese proceso de cambio consistente en dirigir la mirada más hacia uno mismo, en agudizar un poco el oído para oír a su propio cuerpo, para escuchar un poco mejor el alma propia, que debe de ser la madurez.

No pretendo ni mucho menos haber siquiera iniciado esa etapa. Sin embargo empatizo bastante con mis allegados que la han comenzado. Y tras la lectura del libro, en un voluntarismo más típico de un adolescente, me he dicho que quiero escribir más y correr un poco. Tanto es así, que la semana pasada, justo después de terminar el libro, me fui a correr yo solo por Regent's Canal; y en el día de hoy he escrito ya cuatro posts (cuya publicación programaré de forma escalonada).

Además de las estupendas referencias musicales para usar en carrera, estas son algunos de los pasajes del libro que he subrayado en mi ejemplar de esta 8ª edición publicada en la colección Andanzas de Tusquets:

En la vida, a excepción de esa época en la que se es realmente joven, hay que establecerse prioridades. Hay que repartir ordenadamente el tiempo y las energías. Si, antes de llegar a cierta edad, no dejas bien instalado en tu interior un sistema como ése, la vida acaba volviéndose monótona y carente de sentido. Pp 56 y 57.

Así es la escuela. Lo más importante que aprendemos en ella es que las cosas mas importantes no pueden aprenderse allí. P 65.

En cualquier caso, fue así como empecé a correr. Treinta y tres años. Esa edad tenía entonces. Todavía era bastante joven pero ya no podía decirse que fuera un “joven”. Es la edad a la que murió Jesucristo. Más o menos a esa edad había empezado el declive de Scott Fitzgerald. a la que empezó. Tal vez sea una de las encrucijadas de la vida. A esas edad comencé mi vida como corredor y, poco después, me situé en el verdadero punto de partida como novelista. P 67.

Y es que el tabique que separa la sana autoconfianza de la insana arrogancia es realmente muy fino. P 75.

Cuando uno se lleva un susto tan tremendo como ése, se le queda grabado y aprende algo de él. La mayoría de las veces, el dolor físico es necesario para asimilar bien los fundamentos de las cosas. P 184.

Alzo la vista hacia el cielo. [...] Sólo veo despreocupadas nubes estivales flotando suavemente sobre el océano Pacífico. Y no me cuentan nada. Las nubes nunca han sido muy habladoras. Supongo que no debería mirar al cielo. Más bien debería dirigir la mirada hacia mi interior. Lo intento. Es como asomarse a un profundo pozo. [...] Lo único que se ve allí es mi naturaleza de siempre: individualista, testaruda, falta de compañerismo, a menudo egoísta [...]. Ya he recorrido un largo camino con ella a cuestas, como si fuera una vieja bolsa de viaje. No la acarreo porque me guste. Para lo que contiene, pesa demasiado, y [...] Además, también está llena de rotos y descosidos. Simplemente no había por ahí otra cosa, así que no he tenido más remedio que traérmela a ella. Pero, en cierto modo, también le he tomado cariño. Por supuesto. P196.

Y es que, por muy mayor que uno se haga, mientras viva siempre descubre cosas nuevas sobre uno mismo. Por mucho tiempo que uno pase desnudo escrutándose ante al espejo, éste nunca llegará a reflejar su interior. P212.

domingo, 29 de mayo de 2011

Original Soundtrack (14): Layla, at the Royal Albert Hall

Para esta nueva entrada musical, y contrariamente a lo habitual, no voy a usar ninguna canción que haga referencia a Londres o a NYC, sino una canción que oí el martes aquí en un exepcional concierto, y que también ha sonado en NYC.

Tras haber comprado las entradas hace unos seis meses, el martes pasado asistí finalmente al concierto de Eric Clapton en el Royal Albert Hall, parte de su 2011 Tour. Nunca había escuchado a slowhand en directo, a este genio de la guitarra, de todas las guitarras. No es que traiga nada nuevo, pero sus viejos éxitos son ya clásicos en toda regla que no necesitan más acicate. Y es que este tío de más de 65 tacos aun toca la guitarra como si fuese una extensión de si mismo y se marca unos solos impresionantes acompañado por su magnífica banda, perfectamente encuadrada.

Esto es una muestra de lo que vi desde mi asiento:



He elegido Layla porque es una de mis canciones preferidas, tiene una historia bastante curiosa detrás y porque también hay una versión muy diferente, tocada con guitarra eléctrica, en el Madison Square Garden de NYC en 1999:


En ambas versiones, nuestro amigo Eric se marca unos solos increíbles con apabullante naturalidad, l'air de rien, con un dominio del instrumento que se ve poco en los músicos de hoy en día. Pero no sólo es una cuestión de técnica en el manejo del instrumento: también la influencia de Clapton en la música, sacando al blues de los tugurios negros del golfo para internacionalizarlo, para mezclarlo con el rock, y los demás sonidos que exploró y adaptó, hacen de él un Dios.

No en vano eso es lo que rezaba esta famosa pintada en el metro de Islington (al ladito de donde escribo y moro) en 1967, en lo que se convertiría en uno de los graffitis habituales en los 70:

Preguntas inverosímiles: uñas largas

Aeropuerto de Valencia, viernes 20 de mayo, control de pasaportes para el vuelo de las 17h35 proveniente de Londres (sí, el menda se gastó 176 £ para ir a votar a las elecciones del 22-M; un gasto con utilidad marginal nula - léase negativa si atendemos a las externalidades del asunto. Pero esto es harina de otro costal).

Asombrado me quedo al ver las uñas del policía nacional que sostiene mi DNI con ambas manos: sendas uñas del dedo meñique miden más de un centímetro, cual garras de buitre carroñero y con la consecuente acumulación de mierda. Al llega a casa, estuve pensando en meter el DNI en la lavadora, pero como es electrónico tuve miedo de producir algún cortocircuito, así que al final sólo lo desinfecté con alcohol.

Es curioso que en España se ven bastante a menudo especímenes de esta tribu: hombres que se dejan las uñas del meñique largas (a veces solamente una de ellas, y generalmente las demás dedos presentan unas uñas normales). ¿Os habéis fijado?

¿Por qué hay hombres que se dejan las uñas del meñique inusitadamente largas?

La verdad es que mi limitada imaginación no acierta a encontrar una explicación para este fenómeno. Si algún lector tiene una teoría plausible, ruego la comparta para nuestro conocimiento y sabiduría.

Aun así, me atreveré a formular un par de hipótesis poco probables que se me pasaron por la cabeza hace años y que el episodio en el Aeropuerto Internacional de Valencia me recordaron:

1) Cuando son ambos meñiques, podría ser simplemente una solución práctica pasa sacarse la cera de las orejas. Es de sobra conocido que los médicos recomiendan no usar los bastoncitos de algodón puesto que éstos la empujan hacia dentro del oído; mientras que una uña dura y bien afilada, con su curvatura natural puede trabajar a modo de pala de excavadora y maximizar el rendimiento de esta prospección extractiva.

2) Cuando sólo se dejan larga una de las uñas, mi mente calenturienta de adolescente se dijo que podría ser una solución práctica para liar porros: una vez que el cigarrillo se ha liado con cierta torpeza, se empuja hacia a dentro el tabaco para compactarlo un poco (nótese que esto probablemente indica que mi experiencia liando es muy limitada...).

domingo, 10 de abril de 2011

Adivina adivinanza... ¿dónde está Wally hoy?

Veamos si los lectores son capaces de averiguar en qué lugar me encuentro este fin de semana… al llegar al final del post, debería ser evidente, se trata de ver cuántas pistas son necesarias. Bien entendu, el uso de la Wikipedia puede considerarse trampa.

1. Estoy en un país que históricamente acoge a muchos emigrantes españoles; tanto, que hay un impacto cultural fuerte, como por ejemplo espectáculos de flamenco o exposiciones sobre El Modernismo español en la pintura.
2. El medio de transporte más eficiente es el tren, aunque el barco es una buen opción. Dicho sea de paso, el transporte público funciona a la perfección y es gratuito para los turistas.
3. A pesar de ser un país nada católico, todo está cerrado los domingos.
4. Tiene uno de los ejércitos más numerosos del mundo, con misiones permanentes en otros Estados.
5. Este país entró en las Naciones Unidas en 2002
6. Su bandera es perfectamente cuadrada, no como la rectangular al uso; precisamente esto motivó un altercado diplomático cuando en 2002 a la puerta las Naciones Unidas en NYC se izó una bandera rectangular.
7. Es una de las capitales del jazz fuera de USA.
8. Goscinny y Uderzo le dedicaron una de sus aventuras de Astérix.
9. La única lengua común a todos sus ciudadanos es el inglés, que sin embargo no es lengua oficial.
10. Aquí han llegado estar, al mismo tiempo, todas las obras importantes del museo del Prado.
11. Hasta ahora no está en mi lista de países visitados. Tendré que incorporarlo en el número 32.
12. Es un país orgulloso de su producción vinícola, que sin embargo prácticamente no exporta.
13. Lo que sí exporta es maquinaria de precisión.
14. Es uno de los países más prósperos del mundo.
15. Sin embargo algunos dicen que esa prosperidad no se ha ganado limpiamente y que aun hoy es fruto de cierto parasitismo con respecto a los países de alrededor.
16. Tiene frontera con 5 países.
17. Es uno de los países más altos que conozco.
18. Ayer vi gente bañándose mientras en el paisaje se podía observar la nieve.
19. Su monumento más característico es una fuente con el agua del Ródano.
20. Me llevo puesta una indigestión de chocolate.

¿Quién sabe donde estoy? Any guess?
Por si a alguno aun no se le ha ocurrido, en 15 días, de manera automática, el post con la solución.

viernes, 1 de abril de 2011

Original Soundtrack (13): Tired of England

Acabo de encontrar una canción que me viene bien como tratamiento terapéutico y que define un poco cómo damos aquí la bienvenida a la Primavera.

En ciudades como París y Londres (curiosamente un poco menos en NYC y prácticamente nada en Madrid) llega un momento del Invierno en que la falta de sol es tan prolongada que el cuerpo y la mente ya no pueden más, aumentando el nivel de mala leche y de tristeza, de manera que uno empieza a preguntarse qué diablos está haciendo ahí y puede terminar fantaseando con cambiar de trabajo y de ciudad, a un sitio más soleado.

Poco después llega inevitablemente la subida de temperaturas, el cambio de hora, los días soleados, los árboles florecidos, los domingos en las terracitas con las gafas de sol puestas, desayunando y leyendo el periódico (todavía con chaqueta, eso sí). Entonces, en una reconciliación con la ciudad y con uno mismo, uno se dice que en realidad no es tan malo, que con buen tiempo vale la pena, que se acostumbra uno a todo, etc...

Así pues, esta banda de rock británico, los Dirty Pretty Things, pare una canción que irradia este optimismo lumínico-primaveral post-traumático, tan agradable pero probablemente injustificado. Es un sonido fácil, pero muy British. Ah, y el titulo de la canción es Tired of England:




Que el título no os confunda, la canción es algo cínica y bastante crítica, pero parece que el balance es globalmente positivo con este país y con Londres. La letra podéis encontrarla aquí, menciona el barrio en el que vivo (Clerkenwell) y contiene versos como estos:

How can they be tired of London?
The sense in the air on a warm day
Generation of hope that sees better days
But moving along in the same old ways

We'll never be tired of London
From Clerkenwell into the city
The state of the roofs is a pity though
Generations all cramped with their kids in tow

jueves, 31 de marzo de 2011

Más estadísticas

Sí, con esta obsesión ingenieril por los números, no puedo dejar de notar que una de las marcas que he roto este año es la de tiempo sin escribir en este blog: entre el 9 de enero y el 28 de marzo de 2011 no colgué ningún post (lo que no quiere decir que no escribiera). Más de dos meses y medio sin comunicarme con los pacientes lectores que aun visitan esta página.

Justificaciones pobres como que no me cabían fotos en el ordenador (por fin he podido descargar las fotos que tenía en la cámara ¡desde julio de 2010!) o que no he pasado ningún fin de semana en Londres desde finales de enero no son atenuantes.

El caso es que no he parado últimamente, y ello incluye viajes a lugares remotos y exóticos: Buenos Aires, Río, el Peloponeso interior, Cuba, la Suiza francesa y quizás pronto Luxemburgo. Precisamente en el avión de vuelta de Cuba, con Arnaud, hice una lista de todos los paises en los que he estado hasta ahora (todos ellos miembros de pleno derecho en la Naciones Unidas, excepto la Autoridad Palestina, con status de observador).

Europa:
1. España
2. Francia
3. Alemania
4. Andorra
5. Reino Unido
6. Bélgica
7. Holanda
8. Italia
9. Irlanda
10. Grecia
11.. Malta
12. Hungría
13. Croacia
14. Bosnia-Herzegovina
15. Dinamarca
16. Suecia
17. Portugal

América:
18. Guatemala
19. México
20. Perú
21. Bolivia
22. Estados Unidos
23. Canadá
24. Colombia
25. Brasil
26. Argentina
27. Cuba

Oriente Próximo:
28. Egipto
29. Israel
30. Territorios Palestinos
31. Jordania

En un par de semanas debería ampliar la lista Suiza y Marruecos por trabajo, más adelante quizás Luxemburgo por placer (es un decir), y posiblemente en verano añadir un par de países del Africa negra (o más púdicamente, subsahariana). Este año en total habré añadido al menos siete nuevos países a la lista lo cual me produce cierto orgullo infantil. Y aun me queda toda Asia por explorar...

lunes, 28 de marzo de 2011

Mi Buenos Aires querible

Titulo esta entrada con una frase que le he oído a mi hermano, para referirme a la Nueva York del cono Sur de una forma menos perfectiva, algo condicional pero claramente posibilista, que el consabido tango (pínchese aquí para ver a Gardel en directo). Y esto porque ahora puedo hablar “desde” la experiencia vivida (nótese el entrecomillado y odioso “desde”, tan frecuentemente mutilado por nuestros analfabetos políticos que abusan de esta preposición de lugar o tiempo para referirse a conceptos sin forma física como la experiencia, la honestidad o el convencimiento).

Así es, la semana pasada me enviaron por trabajo unos días a Buenos Aires y Rio. No sin cierto sonrojo voy diciendo por aquí que estaba allá por business, a lo que alguien, con razón ha replicado que más bien de business-holidays. Lo cierto es que para una reunión el martes, en lugar de salir el lunes por la mañana o el domingo por la noche, despegué el viernes por la noche y así pasé un fin de semana entero de turismo y dos días de trabajo a medio gas.
Ya tenía yo ganas de conocer esta perla del subcontinente latinoamericano, de la que había oído maravillas a propios y extraños. Debo reconocer que mis expectativas se colmaron, e incluso tomé algunas notas para compartirlas en este foro monoléctico (oximoron al canto).

Si se tiene la suerte de aterrizar en el Aeroparque, lo primero que llama la atención de Buenos Aires (abreviado BsAs según el sistema internacional) es el extensivo urbanismo en cuadrícula perfecta, básicamente dominado por edificios de dos, tres o cuatro alturas, y con frondosos y enormes árboles en todas sus aceras, a la manera de un tupido felpudo verde sobre sus calles y avenidas. Esta orografía está salpicada de edificios altos y esbeltos, que brotan por todos lados cual champiñones, inopinadamente, con irregular densidad, conformando a veces barrios de rascacielos.

Llegamos a nuestro hotel tras un viaje en taxi que costó el doble de lo que hubiese debido porque el taxista, expiloto de helicópteros en el ejército, con un tímpano perforado por un accidente aéreo y pendiente de la jubilación, decidió dar varias vueltas a la manzana, eso sí, con radios diferentes, por el qué dirán. Nos alojámos en Palermo Viejo, una zona muy de moda y animada equivalente al East Village en NYC o a La Latina en Madrid. Con 30 °C y sol, lo primero que hice fue enfundarme unos pantalones cortos, camiseta y abarcas, y salir a lacalle a buscar una terraza para tomar algo fresco.

Carne. Inevitable. Deliciosa. El fin de semana, carne asada para comer y cenar ambos días; sobredosis de proteínas de las buenas a precio de risa en comparación con Europa. El finde fue poco menos que una ruta turística del Bife bonaerense: primero en Palermo, luego en Las Cañitas, después en Recoleta y finalmente en Puerto Madero. Y muy buen vino.

Arquitectónicamente, algunos barrios de BsAs como Recoleta y Retiro rivalizan con los edificios decimonónicos de los bulevares houssmanianos de París o el barrio de Salamanca en Madrid. En contraste, San Telmo, con la grandeza más decaída que decadente, casi olvidada, de sus mansiones coloniales del XVII, con calles más estrechas, adoquinadas, pero igualmente largas, recuerda a una Antigua (de Guatemala) algo descolorida pero más viva. Otras zonas me recuerdan al Madrid de los ochenta, sucio, poco digno (visto desde ahora, claro) y detrás de la Casa Rosada, en los antiguos muelles, se acaban de inventar Puerto Madero, un barrio de negocios y de viviendas como podría ser Downtown Manhattan.

Otra sorpresa han sido las mujeres. Muy atractivas, altas, elegantes, refinadas y bastante operadas. Bastante italianas, incluyendo ese aspecto coñazo que también tienen las italianas: por estar rodeadas de moscones, son altivas, creídas e incluso antipáticas. Pese a la homogeneidad del tipo, hay muchísimas guapas/buenas. Digamos que la media es más bien alta y la dispersión reducida, la mejor combinación para minimizar los riesgos.


Y por supuesto la lectura. No sé si es consumo real o es pose intelectual, pero BsAs está lleno de librerías, grandes y pequeñas, de diseño y de esquina de barrio obrero. Maravillosas. Dos de las mejores, el Ateneo (un antiguo teatro convertido en macro-librería con un café donde estaba el escenario y en el que todas las tardes se toca el piano para los lectores) y Eterna Decadencia (en Palermo Hollywood, gracias Lucía). Aquí una imagen:


Algunos detalles divertidos: el Metro aquí se llama Subte, y como en cualquier otra capital hay carteristas: a mi compañero le robaron la suya el primer día; la cuarta clase de toma de corriente que he conocido la tienen aquí - pines planos como los estadounidenses pero colocados en oblicuo. Las duchas son como el modelo americano que tantos problemas me dio, sin embargo el váter es Roca y al tirar de la cadena el agua gira en el sentido de las agujas del reloj, al revés que en casa. Los taxis funcionan con gas, con lo cual no caben las maletas en el maletero; además están pintados de negro y amarillo, casi como los de Barcelona, pero con los colores invertidos. Los autobuses de línea los llevan empresas privadas y son modelos muy viejos; sin embargo están espléndidamente pintados con muchos colores. Los coches por la calle son generalmente modelos europeos bastante modernos, pero de vez en cuando se ven un utilitarios familiares americanos de los años 70, en un contraste muy curioso.


Pese a la inflación galopante desde la Gran Devaluación, los precios siguen siendo interesantes: un bife genial por 60 pesos; una carrera en taxi de un extremo a otro del centro 35 pesos. Eso sí, las cantidades grandes las siguen dando en dólares. Y un apunte inmobiliario que sirve para sacar conclusiones macroeconómicas: Un piso en Palermo cuesta alrededor de 100.000 USD, mientras que el alquiler mensual en la misma zona de algo equivalente puede estar es de 1.600 USD. Es decir, en moneda constante se tarda 6 años de alquiler en pagar el piso. Pero al parecer los intereses están en torno al 20%, y la inflación real en niveles parecidos, mientras el PIB crece a valores en torno al 8%. ¿Huele esto a otra devaluación? El menda es de la generación del Euro y aun no ha visto estas cosas de cerca. Pero todo se andará. O no.

De manera general, mis impresiones han sido muy positivas. Me ha encantado la ciudad en esta demasiado breve visita. Ni siquiera he podido echarme un tango en San Telmo o en Boca.

Me quedo con un viaje en Febrero, cuando el invierno está en lo más crudo en Londres, y sin embargo en Palermo Viejo las terrazas están atestadas de gente de buen rollo tomando cervezas o helados al sol. Decididamente, hay que conseguir un negocio estable en este país para que me sigan enviando una vez al año de business-holidays.

domingo, 9 de enero de 2011

Original Soundtrack (12): Tom's Diner

En la esquina de Broadway con la 112th, en el corazón de los dominios de la Universidad de Columbia, hay un pequeño diner de esos que se encuentran a cientos en Nueva York y por toda la geografía estadounidense. Se llama Tom's Restaurant, y con su característico y chillón rótulo rojo es una leyenda en el Upper West Side, esencialmente gracias a la serie Seinfield (verdadero icono de la cultura neoyorquina que no conozcco lo suficiente). Esta es una instantánea que tomé a horas intempestivas alguna noche de nostálgica fotográfica hacia finales de curso de camino al A train en la 110th:


Hoy he descubierto por casualidad que bastante antes que Seinfield, Suzanne Vega había hecho famoso este lugar con su canción "Tom's Diner", en 1981. La cantante neoyorquina cuenta la sencilla historia de una chica sentada en el diner observando lo que pasa en el local y por la calle en un día lluvioso. Es un relato algo costumbrista pero íntimo y melancólico, narrado en primera persona. Si os fijáis en su letra, también se menciona la vecina catedral de St. John The Divine (al final de la calle, en Amsterdam con la 112th, muy cerca de mi casa y ya mencionada en este blog).

Aquí tenéis el video con la canción original a capella, interpretado por una jovencísima Vega, seguro que la conocéis:



También existen versiones con caja de ritmos e incluso una versión acompañada por un piano.

lunes, 3 de enero de 2011

Año nuevo, ganas nuevas

Pues sí, "Año Nuevo, Misma Vida". Porque sólo tenemos una, y hay que aprovecharla lo mejor que se pueda. Así que año nuevo, misma vida, pero con ganas renovadas.

Seamos objetivos: el cambio de año tiene poco de realidad física; es una convención casi universal, que no responde a gran cosa, como mucho al ciclo lógico de las estaciones debido a la traslación de la tierra alrededor del Sol. En esta era global donde gracias a la tecnología agraria, al transporte de bienes y personas o al cambio climático podemos tostarnos al sol en invierno, esquiar en verano, comer naranjas en julio o fresas en noviembre, sufrir 23 ºC en diciembre y nieve en abril, ciertamente las estaciones ya no significan mucho en nuestra vida diaria. Además, que el ciclo estacional anual empiece con el invierno es algo seguramente arbitrario.

Y sin embargo, por el cambio de año natural (calendar year como dicen en inglés), por el descanso navideño generalmente repleto de excesos de varios tipos o porque los días comienzan a alargarse, ganando unos pocos minutos de luz cada jornada... el cambio de año es generalmente un momento para la ilusión, para plantearse nuevos retos, nuevas metas, para volver a hacer la optimista lista de buenos propósitos que volveremos a incumplir, para retomar las cosas pendientes con ánimos renovados, un eterno nuevo comienzo.

Así pues el cambio de calendar year es importante en este aspecto: no en vano la Real Academia incluye esta acepción en la entrada "calendario":

Calendario.
(del lat. calendarium)

hacer ~s.
loc. verb. coloq. Estar pensativo, discurriendo a solas sin objeto derterminado.

loc. verb. coloq. Hacer cálculos o pronósticos aventurados.


Aunque aun no de forma definitiva, empiezo aquí a hacer calendarios, apuntando al vuelo y desordenadamente alguno de los buenos propósitos, planes, o retos que se me han ocurrido esta tarde en el viaje de vuelta a Londres tras el receso navideño y ahora mismo mientras escribo estas líneas:

1. Cocinar y comer más en casa.
2. Conocer y disfrutar más de Londres.
3. Apuntarme a clases de baile (e ir de vez en cuando).
4. Hacer más deporte (fijándome metas concretas como ir a currar en bici o correr la media maratón de Londres).
5. Leer más.
6. Escribir más (en este blog y en otros proyectos).
7. Empezar a pensar seriamente cómo ayudar a mejorar el mundo (i.e. qué quiero ser de mayor).
8. Usar más y pulir mi italiano.
9. Cuidar, ordenar y editar mis fotos.
10. Volver a NYC.
11. Cuidar más a los amigos (empezando por escribir más correos, llamar de vez en cuando y llevar al día la correspondencia).
12. Enamorarme o dejarme enamorar.
13. Poner una persiana o store en mi ventana para que la luz no me despierte.
14. Ir más a la ópera e ir algo al teatro.
15. Trabajar menos horas, pero más eficientemente.
16. Ver aun más a mi hermano.
17. Decidirme por un instrumento para hacer el tonto y empezar a hacerlo.
18. ¿...?

Está lista es bien entendu muy incompleta, poco exhaustiva y muy cándida, escrita al vuelo, improvisada.

Observo no obstante, entre divertido y alarmado, que esta lista es muy parecida (muchísimo) a la que ya escribí en este blog hace dos años. Esto denota por un lado cierta consistencia en mis objetivos vitales, lo cual es seguramente bueno; pero también muy falta de efectividad en alcanzarlas, lo cual no es bueno. O quizás sí... (creo que estoy leyendo demasiado a Kavafis).

Stay tuned, quizás este año se me dé mejor que 2009. Y quizás incluso dé cuenta de ellos aquí.

P.S. Pensándolo bien, la sensación que tengo es que 2009 se me dio de puta madre, aunque no pudiese tachar muchos ítems de aquella lista. Finalmente las listas y planes están para no seguirlos.

P.P.S. ¿No es maravilloso que la palabra ítem sea latina y venga en los diccionarios de castellano?