miércoles, 29 de abril de 2009

¿Se acabó el invierno? Guardemos los sombreros

Son las 10 de la mañana y estamos a 28 °C, en un rato a 33 °C, según la fuente más fiable que conozco. Hace menos de un mes, la primera semana de abril, nevó tres veces (un poco de aguanieve que no cuajó). En dos o tres semanas hemos vivido el dichoso Cherry Blossom (ya es el tercer post en que lo nombro) con todos los árboles en flor y ahora estamos en puro verano, con un calorazo impresionante (afortunadamente NYC es muy seco).

El campus ya está lleno de gente tomando el sol, incluso en bikini. Salen los pantalones cortos, las chanclas, camisetas de manga corta, gafas de sol, y por supuesto los escotes y las minifaldas (nota: borrar lo último). Los aires acondicionados ya funcionan a plena potencia y hay que llevar algo de abrigo para poder pasar un rato en la biblioteca. Pero lo más indicativo es que la flota de Mr. Softy está de nuevo en la calle ocupando las esquinas vendiendo el archifamoso helado neoyorquino:
Así pues, parece ser que hemos dejado el Invierno y entrado de lleno en el Verano prácticamente sin solución de continuidad (cuánto deseaba poder usar esta maltratada expresión), salvo quizás un tímido y brevísimo amago de Primavera.

Ha sido largo y penoso, en ocasiones incluso duro a causa del viento. La sequedad del ambiente ha ayudado y pese a la nieve, NYC no es una ciudad muy lluviosa. Todo esto no le resta mérito al hecho fundamental y objetivo de que HE SOBREVIVIDO A UN INVIERNO EN NYC. He domesticado a la fiera sin demasiadas pérdidas. Yupiii!

Podemos considerar esto un tanto más en mi cuenta en este mi particular partido con NYC. Lo cierto es que ya he perdido la ídem, pero la eliminatoria está casi asegurada y debemos andar por algo así como:
NYC 3 - Manel 6

Al menos hay una cosa positiva en el frío de esta ciudad, es que los sombreros, gorros, gorras y demás accesorios para cubrir la calvorota están a la orden del día y así mi siempre reivindicada costumbre de llevar sombrero se ha visto satisfecha y me he podido explayar:
Los más cenizos diréis: "Hasta el cuarenta de mayo no te quites el sayo". Pero yo creo que ahora ya puedo guardarlos hasta nueva orden. 

martes, 28 de abril de 2009

Tercera peregrinación a DC y a José Luis Cuerda

En mi tercera peregrinación a D.C., esta vez por motivos únicamente lúdicos, me quedé en casa de otro Valenciano, Juanjo, veterano del BID, amigo y special advisor for career affairs. Juanjo, Zulima y Marieta me trataron a cuerpo de rey, como uno más de la familia.

El jueves por la noche, tras 4 horas de autobús, una presentación en la clase de Electricity Markets y la noche anterior casi en blanco, había una cena especial en su casa: José Luis Cuerda estaba de visita, presentando su última película - Los girasoles ciegos - en un festival de la capital. Se puso en marcha la Spanish Connection y Curro, del área cultural de la embajada, trajo al director de Albacete, gallego de adopción y conocido del New York Times (el gordo protagonizó hace un tiempo un reportaje sobre Galicia en su suplemento de viajes, acicalado con estupendas fotos).

Interesante y animada cena con un orondo y campechano Cuerda, bebedor de limonada, militante por el cine español (aunque puso a parir a algunos colegas), todavía rojeras y con muchas ganas de charlar. Conseguimos hacerle contar anécdotas sobre mi película favorita y una obra maestra del surrealismo: Amanece que no es poco. A él también le debe de gustar: se sabe los diálogos de memoria y es la película de la que más habló. El contrapunto dialéctico lo ponía Roberto Brodsky, escritor chileno y profesor en Georgetown University.

Soleado y cálido fin de semana que me permitió conocer también algunas otras cosas de our nation's capital: El Capitolio, la famosa biblioteca del Congreso, algunos memoriales (el de Roosevelt es el más interesante, por el contenido y su "horizontal" continente), la National Gallery y el barrio de Georgetown. Todo ello enmarcado por miles de árboles en flor en un contraste entre verde brillante de las hojas frescas, el azul intenso del cielo y todas las gamas de rojo, desde rosa pálido a granate oscuro. Lástima, un par de semanas tarde para los tradicionales cerezos en flor, cherry blossom o sakura, que es impresionante en DC por un histórico regalo del alcalde de Tokio. Y, cómo no, como buenos españoles en tierra extraña, le tout acompañado de animados, ceremoniosos y poco frugales homenajes culinarios - cuánto se echan de menos en este país, acostumbrado a comer de pie.
Esta ciudad va a terminar por gustarme demasiado... malo.

martes, 21 de abril de 2009

¿Endogamia neoyorquina o periodismo?

¿Un premio neoyorquino para un periódico neoyorquino?


Hoy he aprendido que los Premios Pulitzer los otorga la Universidad de Columbia. Efectivamente, Joe Pulitzer, este self-made man, millonario con veleidades políticas y el dudoso honor de haber inventado el periodismo amarillo, propuso a Columbia fundar la primera escuela de periodismo del mundo allá por 1892. Su mala reputación hizo que hasta su muerte, veinte años después, no se fundase la Columbia University Graduate School of Journalism.

En su will dejaba instrucciones para la creación de los Premios que llevan su nombre. Curiosamente para premiar, entre otras cosas, un periodismo de calidad y supuestamente opuesto al que él mismo practicó. Este año ha arrasado uno de los diarios de mayor calidad que conozco, el NYT, uno que se hace eco de noticias internacionales como esta en un país como los Estados Unidos (recordad que aquí no suele haber sección internacional en los periódicos o telediarios).

Aprovecho para compartir una foto que tomé el jueves pasado en la 3rd, cerca de St Marks Place. Una tienda de merchandising de Obama, parte del fenómeno de la Obamamanía. Las portadas de los periódicos relatando su victoria son el producto estrella: aquel día se agotó el NYT en toda la ciudad, en la foto aparece justo detrás de él.

viernes, 17 de abril de 2009

Amago de Primavera

Hoy ha salido un día buenísmo (estamos a 20 ºC y hace un solazo de justicia). Así que tras comprobar que el sake de ayer con los compis del máster no produce resaca/cruda/guayavo, he decidido ir a correr por Central Park (es viernes: privilegio de estudiante).

Los cerezos (hay muchos) están ya floreciendo, lo que aquí llaman el cherry blossom, y una impresionante imagen de la Primavera abriéndose paso entre los restos del largo y crudo Invierno . La mayoría de los árboles están todavía pelados, en sorprendente contraste con las tupidas flores rosa pálido de los cerezos y la hierba joven, de un verde claro y brillante.

Ahorason las 16h y, como hace tan bueno, aun no he podido meterme en la Lehman Library (la biblioteca de SIPA, prácticamente mi segunda residencia, si no la primera, desde hace más de un mes). Así que estoy sentado en los escalones de la Low Library (el edificio central de la universidad). No sé qué pasa hoy pero aquí hay mucha gente, acaban de hacer una demostración de Kendo en medio del College Walk, y ahora empieza un concierto. Y aquí estoy, disfrutando del sol, de la conexión wifi de la universidad y de la cámara que mi MacBook Air (toma pijada) lleva incorporada para compartirlo con vosotros. Eso sí, para disimular tengo los apuntes abiertos aquí al lado.

Y así se cierra oficiosamente un ciclo: recordad un post similar de hace unos meses. Por fin gafas de sol y camiseta han salido del armario. Aunque sólo sea momentáneo: la semana que viene vuelve el frío y la lluvia.

miércoles, 15 de abril de 2009

Washington D.C.

Recientemente he visitado the nation's capital (en palabras de Forrest Gump): Washington, District of Columbia, o más comúnmente D.C. (pronúnciese dí-sí). La primera vez fue hace casi dos meses con mi clase, para hacer algo de networking y visitar el Banco Mundial, la Fed y el BID en busca de saber y de oportunidades para hacer prácticas (a mi edad!).

Y la verdad es que la ciudad me sorprendió bastante por lo amplia que es, moderna, limpia, casi europea. Aunque en origen una zona pantanosa a orillas del Potomac, el tiempo es bastante agradable (bueno, quizás en verano no lo sea tanto), y tiene mucha luz. Se respira un ambiente muy distinto al de NYC, la gente tiene menos prisa, la mayoría son graduates - es decir gente con estudios universitarios - y está lleno de jóvenes y jóvenas ambiciosos y con ganas de cambiar las cosas.

Esta ciudad, nombrada en honor del primer presidente de Estados Unidos y diseñada por un Francés, se conformó en Distrito poco tiempo después de la independencia. Tiene medio millón largo de habitantes, más de la mitad negros, y los demócratas arrasan siempre en las elecciones con porcentaje superiores al 80%. Sin embargo el distrito no tiene el estatus de estado, no pudiendo así tener una estrellita en la bandera, y lo que es peor, no tiene derecho de voto en el Congreso, solo un representante consultativo. De ahí que las matrículas de los coches nos recuerden esta situación con el lema: "taxation without representation"

Si en NYC uno tiene la sensación de estar en una película por la familiaridad de las calles, ambientes, gentes... en DC uno se cree en un telediario. Aquí hay tantos lugares que vemos cotidianamente, que todo resulta conocido desde la primera vez: La Casa Blanca, el Monumento a Washington, Capitolio, Vietnam Memorial, Cementerio de Arlington... Y a veces incluso da la sensación de estar cerca de líderes mundiales. Por ejemplo, en Febrero yendo de cena con los compis del máster, nos tocó esperar cinco minutos en un semáforo mientras pasaba la comitiva de Obama precedidad por una veintena de motos y otros tantos coches oficiales y de escolta. Esa sensación se refuerza también visitando los mismos lugares en los que se tomaron fotos famosas (e.g. abajo Castro y Lincoln por Korda en 1959; Manel y Lincoln por Miguel en 2009):

martes, 14 de abril de 2009

TOW: Planeta Americano de Vicente Verdú

Planeta Americano es el título de Vicente Verdú que me regaló una amiga y terminé de leer hace poco - sí, me avergüenza leer tan poco. Aprovechando que este año aun no me he estrenado con la sección Tip of the Week, valga este libro como consejo imprescindible para todo visitante de media y larga duración en este país.

Aunque tiene una molesta tendencia a intelectualizar demasiado las cosas, el libro está muy bien, da una visión bastante europea de la sociedad americana en los noventa, con Clinton en el poder pero los nuevos republicanos ultra-conservadores subiendo como la espuma y auspiciando la futura nefasta victoria de Bush hijo.

Describe de forma muy certera la relación de los americanos con la comida, el sexo, el dinero o la religión: repasa justificadamente lugares comunes y tópicos o sensaciones que tenemos y no sabemos articular. He conectado bastante con su imparcial visión de las cosas, pero también es cierto que yo ni siquiera llevo un año por aquí.

Vale la pena leerlo aunque sólo sea como estudio sociológico; los más atrevidos sin embargo pueden leerlo por curiosidad.

"El Planeta Americano"
Vicente Verdú, 1996
Editorial Anagrama, 171 páginas
ISBN: 84-339-6637-2006

Original Soundtrack (4): Across 110th Street

El Nueva York seguro y relativamente limpio que conocemos hoy fue promesa de Giuliani y obra del ya histórico Bill Bratton (curiosamente de afiliación Demócrata, es hoy en día objeto de estudio en las escuelas de Gobierno y de gestión en general). Juntos impulsaron, a principios de los 90, un NYPD más moderno, eficaz y autónomo, al coste de un importante aumento de presupuesto y del número de denuncias por abuso.

No hace tanto, sin embargo, hubo un tiempo en que mi calle, la 110th Street, era el límite entre el mundo "civilizado" de Manhattan y el Harlem más salvaje. Del otro lado de la 110 quedaba el territorio comanche, un ghetto hostil y poco conocido en el que ni la policía se adentraba con tranquilidad.

De hecho, hay una película de aquel genero negro de los 70, ultraviolento, y que solía usar bandas sonoras de artistas conocidos de la época: el Blaxploitation. Se llama "Across 100th Street" (1972), la protagoniza Anthony Quinn, y sus créditos vienen acompañados por una canción homónima de Bobby Womack cuya primera estrofa dice así:

I was the third brother of five,
Doing whatever I had to do to survive.
I'm not saying what I did was alright,
Trying to break out of the ghetto was a day to day fight
.


Mucho más tarde, un Tarantino muy en su línea también la usaría para el comienzo de su particular homenaje a la Blaxploitation: "Jackie Brown" (1997). Aquí abajo va su versión, pero no os perdáis los 3 primeros minutos de la peli original.

miércoles, 8 de abril de 2009

Newyorking again

La vida de estudiante en Estados Unidos es más absorbente que en Europa. Esa ingenuidad/infantilismo que caracteriza a los norteamericanos impregna la academia y, en un esquema típico de escuela primaria, hace que los semestres estén repletos de assignments, papers y problem sets, generalmente rudimentarios pero que llevan mucho tiempo (aunque es cierto que las posibilidades son infinitas, e invirtiendo tiempo extra se hacen trabajos excelentes). Es una manera de premiar el esfuerzo frente las injustamente repartidas inteligencia o ingeniosidad.

Quizás por eso, el estudiante en NYC pierde pronto de vista la ciudad (el árbol no deja ver el bosque?): a parte de las actividades sociales, no se establece una gran relación con la urbe, sus pulsos, su respiración, su transpiración: su vida. Hace falta mucha disciplina para para eso y yo no tengo la suficiente.

Pero entonces llegan las visitas. Y si uno puede dedicarles tiempo, redescubre su ciudad, se reconcilia con NYC, se vuelve enamorar. Durante el Spring Break tuve visita familar, con mi madre, Juanma y Jaume. Pese a pasarme un par de días en cama, pude acompañarlos y ejercer un poco de guía por la Gran Manzana. Ese reto de tratar de enseñar algo suficientemente turístico pero ligeramente fuera de circuito, de enseñar parte del NYC de los neoyorquinos, le obliga a uno a hacer un ejercicio de reconciliación con la ciudad.

Mi hermano Jaume acuñó el término Newyorking para definir esto. Después resultó que ya existía, pero eso no le resta mérito (me recuerda al aforismo que orgullosamente creí invenar cuando vivía en Francia: "París no se acaba nunca". Qué decepción la mía cuando Vila-Matas sacó en 2003 un libro de título homónimo).

Newyorking significa vivir la ciudad de NYC de los recién llegados, con inmensa curiosidad, mente abierta y fruición desmedida. Tan pronto se consume un trozo/barrio/icono, se pasa al siguiente sin solución de continuidad, ni siquiera un modesto Almax para facilitar el proceso. Cambio constante, sensaciones intensas, deleite o bofetada para los sentidos. Si no, que se lo digan a Juanma, que al cabo de tres días se dio cuenta del intenso olor a comida que hay por toda la ciudad. Pero también se excitan los otros sentidos por los ruidos, luces brillantes, viento helado, sabores fuertes, etc.

Este proceso debe de ser algo similar a las noches con sol del círculo polar ártico, en las que el cuerpo y la mente están tan excitados que no se consigue dormir. Un festival de sensaciones que transmite energía, carga las pilas. Y engancha: cada vez se quiere más. Porque en realidad queda mucho más. París no se acaba nunca, pero NYC no se agota jamás*.

En este viaje, entre otras cosas, estuvimos en el MoMA, fuimos a la ópera en el Met, Jazz en el Time Warner, el River Café, celebrando Saint Patrick, subimos al Empire State, paseamos por las galerías de Chelsea y su estupendo mercado y bruncheamos en el Lower East Side:



*A riesgo de ser cenizo, quiero puntualizar que esa sensación es peligrosa (al igual que las noches de sol): en realidad es un subidón de adrenalina que en un momento u otro se ha de estabilizar. NYC energiza, pero también exige energía, consume. Es intensa, agotadora. Pero muy satisfactoria.