Escribo esto desde el aeropuerto de Düsseldorf, en la escala de mi vuelo de vuelta a España. El curso se ha acabado, he dejado mi habitación en el apartamento 23 del 412 West 110th Street, en el Upper West Side y me he despedido rápido y mal de Columbia, de NYC y de algunos de los amigos y conocidos que dejo por allí.
Los últimos días han sido una locura, con el Road Trip de casi tres semanas, y un breve paso por NYC de a penas dos días. Para colmo, en este verano neoyorquino que no termina de llegar, ayer salió un día gris y lluvioso en NYC, que refleja en cierta manera cómo me siento.
Dicen que las mejores despedidas son las cortas, no da tiempo a ponerse triste y se ahorra uno las lágrimas delante de los demás, aplazándolas para el más seguro anonimato de una sala de aeropuerto o la protectora penumbra de una butaca de avión en la semioscuridad con la que pretenden engañarnos para contrarrestar el jet-lag.
Sin embargo, me da la impresión de que esta despedida ha sido demasiado corta. No he podido decir adiós a la ciudad como se merece, con cierta intimidad y suficiente tiempo. Tampoco me he despedido como debería de mucha gente que quiero, y he tenido que organizar un evento multitudinario. Y de otros me he despedido sólo por correo o sms. Maldita tecnología.
A pesar de la agridulce sensación de dejarme muchas cosas por hacer, ha sido un año estupendo desde todos los puntos de vista. Y aunque me queda mucho por descubrir, NYC ya es otra de mis ciudades, otro de mis sitios familiares, como París, algunas zonas de Madrid o Valencia.
Dejo atrás amigos y ganas de seguir descubriendo la ciudad. También el país que tanto me divierte criticar, maravilla de la naturaleza aun por destrozar (en eso Europa aventaja a los Estados Unidos), tan lleno de contrastes y con su infantil ingenuidad. Por eso tendré que volver. De visita o para temporadas más largas. Este partido ha terminado en empate y habrá que jugar una prórroga.
No obstante, aun tengo muchas cosas que decir de esta experiencia y de ese país, así que me voy a permitir seguir dándoos la tabarra con este blog. Y porque en Manel & The City, además de mi propio nombre propio (Manel), hay uno genérico (The City) al que le hemos venido dando la acepción de NYC desde el 13 de julio de 2008 y hasta el día de ayer, 18 de junio de 2009. Pero que llegado el caso, muy bien puede referir a otra ciudad en otro lugar. Ahora se trata de ver cuál.
Gracias a todos por leerme y especialmente a los que os atrevéis a hacer algún comentario. Seguiremos informando.
Working for the United Nations WFP
Hace 4 años