sábado, 27 de septiembre de 2008

Mutaciones II: reducción de perímetro abdominal

Siguiendo con las extrañas mutaciones que se pueden sufrir al llegar a esta ciudad, y a parte de la ya mencionada relacionada con los apéndices auditivos, la siguiente que pude notar es una pérdida de peso.

De forma suave pero constante, mi estancia en la IHouse, el cambio de aires y sobre todo las costumbres dietéticas locales, han ido reduciendo mi peso y mi perímetro abdominal hasta una situación parecida a mi época de estudiante... ¿será verdad que eso de currar y cobrar un sueldo relaja? ¿O es mi alma de funcionario, potenciada por los horarios fijos del asalariado, que provoca un efecto psicosomático en mi cuerpo?

Todo esto quedó claro en mi visita veraniega a la oficina, cuando pasé por el servicio médico, y el retén (Marta) confirmó mis sospechas y me dijo que no debería perder más peso. Supongo que este consejo forma parte del plan de choque nacional para la prevención de la anorexia en el que Gas Natural participa activamente. Curiosamente fue el propio servicio médico de Gas Natural el que hace menos de un año acuñó el término "sobrepeso" en mi informe anual, debido, por supuesto, a un desafortunado error de cálculo.

Para controlar esta mutación he estado pensando en invertir en una báscula y pesarme regularmente (y eso que hace como dos años que no me peso, esencialmente porque no me interesa demasiado), e incluso poner en cada entrada del blog mi peso, como mecanismo de control. Pero finalmente decidí que entonces esta página se parecería demasiado al diario de Bridget Jones.

Y hablando de medidas corporales, tema éste que me apasiona, ahora voy a tener que añadir a mi repertorio de comparaciones curiosas pero inútiles (en el que mi preferida es aquella de que mi (gran) cabeza mide lo que la cintura de Claudia Schiffer en sus mejores tiempos, es decir, una talla 60) una nueva: que mi cintura ahora es como Aditya Dev, "80 cm. de puro músculo"...

El caso es que esto de cambiar las medidas puede ser incómodo: se me caen los pantalones (bueno, tampoco está mal, ahora está muy de moda ir enseñando los calzoncillos por ahí), los cinturones ya no tienen suficientes agujeros, el paisaje que veo cuando me ducho es distinto (aunque hay cosas que mejor no ver...). A estas alturas sólo veo dos opciones:
  1. Empezar a acostumbrarme, comprarme más pantalones en los outlets de New Jersey y hacer más agujeros en los cinturones, o bien
  2. Aficionarme a la mantequilla de cacahuete y a beber un par de litros de coca-cola al día y comer cuatro veces a la semana en McDonald's
¿Alguna idea?
Tranquilos, en cuanto tenga la solución, la comunicaré...

2 comentarios:

David González García dijo...

Pues a mí la hijaputa de la Wii me ha dicho que estoy en sobrepeso, y que eso del centro de gravedad desplazado me va a dar alguna sorpresilla al andar...en fin, los diseñas, los fabricas, los compras, los cuidas, para que te salgan tan cabrones...

Besitos, flaco

PS: Esas medidas habría que certificarlas por el NIST, que aún recuerdo la escena del plátano frito ;)

mapachito violento dijo...

Juajuajua ;)