domingo, 5 de julio de 2009

Road Trip Diaries, 4 (General perspective)

Ya con las fotos revisadas y seleccionadas, aquí va el último capítulo de estos “Diarios de Camioneta” que en adelante e incorrectamente llamaré Road Trip. Y cómo no, vamos a terminar por el principio.

Este viaje, uno de los clásicos por Estados Unidos, es una idea con la que jugué mucho tiempo y que cristalizó de una manera particular. Finalmente, los componentes de la expedición, todos ellos compañeros del MIA (otro master de SIPA), fueron:
1) Alison Hare, colombiana de Tejas o estadounidense de Colombia;
2) Isabela Echeverry, colombiana-colombiana ya mencionada en este blog;
3) Rachel Sorey, compañera mía de aventuras y de piso Isabela;
4) Tore Langhelle, noruego feliz y acostumbrado a los viajes de acampada
5) Daniel Green: canadiense de Toronto (pronúnciese Touo’no) que habla castellano con acento argentino y cedió “su” isla para la concentración pre-road trip.
6) Miguel Posada, el colombiano impasible, contingente y necesario;
7) and last but not least, Manel Avellà, servidor de Dios y de usted, instigador del viaje, de media 3 ó 4 años mayor que los arriba citados, pero afortunadamente mucho más inmaduro.
El ambicioso plan original consistía en un doble loop, partiendo de Las Vegas hacia el Este, visitando en los estados de Utah y Arizona diversos parques nacionales (Zion, Bryce Canyon, Antelope Canyon, el indispensable Grand Canyon…), para luego recorrer la costa californiana desde Los Angeles hasta San Francisco y volver a Las Vegas por el interior parando en los parques el interior de California (el indispensable Yosemite, Sequoia, Death Valley…).

Restricciones de todo tipo – tiempo, coste, gente… – modificaron el plan original para hacerlo más asequible en todos los sentidos, pero básicamente para que no nos diera un infarto durante las vacaciones. Finalmente este fue nuestro viaje:

Ver mapa más grande

Se cayó Bryce Canyon y parte de las visitas en la reserva de los indios Navajo (Arizona), y se cayo también la vuelta desde San Francisco y Las Vegas, perdiendo así Death Valley y Sequoia National Park. Se mantuvo Yosemite y ganamos una visita de un día a Catalina Island (enfrente de Long Beach, Los Angeles) y un recorrido por los viñedos de Sonoma Valley, al norte de San Francisco (recordad el mítico Falcon Crest).

En total entre Alison, Dan y yo hemos conducido unas 2,600 millas (4.200 km) en un Chrysler Town & Country de 2008 que bautizamos Latoya y que a todas luces fue demasiado justo para 7 pasajeros y 15 días de viaje.
Cuando estábamos en National Parks o en National Forests, dormíamos en tienda de campaña – siempre en campgrounds (campings gestionados por el gobierno), estupendamente localizados y muy organizados. El resto del tiempo tomábamos una (al principio) o dos (al final, ya más hartitos) habitaciones de motel de carretera, y nos metíamos todos sin declararlo. En Los Ángeles nos quedamos dos noches en casa de Dave, el primo de Alison, y en San Francisco dormimos una noche en casa de Olivia, otra compañera de SIPA que no estaba en el viaje.
El régimen de comidas rompió con mi dieta habitual, ya que los energúmenos con los que viajaba se empeñaban en desayunar a lo bestia: huevos rancheros, pancakes, burritos y lo que se terciara pero con más pinta de comida que de desayuno. El reloj biológico de Tore marcó los tiempos en el viaje: su gran experiencia en este tipo de actividades se impuso y él sabe que más vale aumentar de peso que tener a gente con hambre y de mal humor.
El poco generoso maletero de Latoya terminó por aceptar todas nuestras mochilas, sacos de dormir, tiendas, esterillas, sombreros, comida; pero no sin antes unas palabras y algo de entrenamiento con Dan, Miguel y Alison.
Tore además de los tiempos, tocaba la guitarra y lideraba nuestras actividades al aire libre, incluyendo una sesión particular de escalada en Yosemite: Rock climbing for dummies.
Lo más mítico del viaje es sin duda el Grand Canyon, Yosemite, la highway 1 entre Cambria y Carmel, el tramo de la Route 66 entre Williams y Kingman, San Francisco, ahí van unas fotos:
Yosemite National Park:

Excursión en Grand Canyon:
Un pequeño cañón que nos encontramos por el camino:
Antelope Canyon, en la Navajo Nation:

Sin embargo, no para olvidar, pero lugares innecesarios o para no repetir: Las Vegas, Los Angeles y las feas horas de autopista entre L.A. y Yosemite.

Una sorpresa, los viñedos de Sonoma, gente muy profesional que ha aprendido mucho de vinos, que aprovechó las plagas de los años 80 para cultivar una uva más adecuada con más cariño y savoir faire y que producen un vino que contrariamente a mi desinformado y tendencioso parecer, es muy respetable y de gran calidad. Visitamos varias bodegas e hicimos varias catas, y en general las bodegas son nuevas y muy bien cuidadas: Baste con decir que sus aspecto es más higiénico que los hospitales de NYC:
Un viaje magnífico, pasando por cuatro estados distintos – Nevada, Utah, Arizona y California – grandes ciudades muy diferentes – San Francisco, Los Angeles o Las Vegas – e infinidad de pueblecitos de carretera, de montaña o en medio del desierto, y que me ha permitido constatar cuan grande y diverso es este país, la enormidad de sus recursos naturales

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