sábado, 14 de febrero de 2009

De la inexistencia de persianas en NYC y del método Hepburn

Así es, estos salvajes no conocen las persianas. En NYC, como en el resto de Estados Unidos no hay persianas en las ventanas. Este fútil detalle, combinado con la desacertada posición de NYC con respecto a su uso horario, hace que incluso en invierno mi cuarto se inunde de luz por la mañana a una hora excesivamente temprana.

Me gustaría ser como esas personas que son capaces de dormir prácticamente de pie, con el sol dándoles directamente en la cara y mecidos por la suave música de un martillo neumático en la habitación de al lado (más o menos como mi hermano Jaume). Afortunadamente el ruido no me despierta. Pero la luz sí, y mucho. Esto último unido a lo anteriormente expuesto hace que por la mañanas me despierte antes de lo previsto, con multitud de efectos negativos: descanso insuficiente, mal humor, pérdida de autoridad del timbre de despertador...

Partidario de la teoría darwiniana de la evolución de la especies por oposición a la del diseño inteligente (aquí en Estados Unidos esto es tan arbitrario como ser del Real Madrid o del Barça), confié en acostumbrarme pronto a la luz. Y en efecto, el cuerpo humano, esta maravillosa máquina que nos ha dado Dios y que George W. Bush nos ha permitido conservar a algunos, se adapta a los cambios de medio y a los entornos más hostiles.

Sin embargo, como bien sabéis, estas navidades he tenido casi un mes de vacaciones y los he pasado en la Madre Patria, donde las persianas son el aderezo indispensable de cada fachada y el complemento perfecto de todos los dormitorios. Y si el organismo se adapta rápido a los entornos hostiles, se acostumbra aun con mayor celeridad al medio favorable. Con lo cual, desde enero, el Astro Rey me vuelve a despertar por las mañanas antes de hora, cuando ni siquiera están aun puestas las calles.

El contacto con los evangelistas de estos lares, las largas horas pasadas con Sara Palin y mi creciente interés por la Iglesia de la Cienciología, me han acercado más a las posturas del diseño inteligente. Así pues, en honor a éstas, decidí remediar este issue de manera inteligente cual dios metiendo mano a su diseño del sexto día.

Tras mucho devanarme los sesos, di con la solución por una muy feliz, a la par que inteligente, asociación de ideas: recordé aquella cosa tan divertida que me habían dado en el avión y que algunas veces he visto usar a mi madre y a Audrey Hepburn.

Y entonces vi la luz. Bueno, mejor dicho, DEJÉ DE VERLA.

Desde ahora, al igual que en las ventanas, me pongo cortinas encima de los ojos. Emulo a la Holly de Breakfast at Tiffany's (un indispensable y crudo cuento de Truman Capote y una no menos imprescindible, pero positiva película de Blake Edwards), y me pongo un antifaz con el primer rayo de luz por mi ventana, con la diferencia que el mío es cortesía de Air France.
Y luego dicen (digo) que los americanos no saben lo que es el glamour. Bueno, me voy a dormir:

6 comentarios:

Carolyn Siegel dijo...

me gusta la foto....

David González García dijo...

Buen post, hay que reconocerlo :))

Yo encontré esa solución tan socorrida en Bolivia, donde se levanta con los gallos a golpe de sol sub-tropical. Y como tampoco gastan persiana, me dejé querer por mi antifaz. Eso sí, yo me lo pongo al meterme en cama, para que la "sleeping experience" sea lo más "seamless" posible.

Aquí en Luxemburgo sí que hay persianas, pero yo también estoy adaptándome a dormir con ellas levantadas (y no tenemos cortinas en casa :)) aunque por otras razones menos prosaicas. Y como nuestra ventana da a un patio contaminado (lumínicamente), Darwin se lo está pasando teta con mis ciclos circadianos.

Besitos felices,

Albert dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Albert dijo...

Tanto quejarse del frio y durmiendo en manga corta? Eso no lo hago yo ni en España! Sera por eso que EE.UU. (eh!eh! uh!uh!) esta entre los mayores consumidores de energia junto con otros paises de frescos ideales y algunos en los que en lugar de manatiales de agua brota brea del subsuelo.

Anónimo dijo...

Hola Manel!
Estoy haciendo pruebas para saber cómo funciona el que se incluya un comentario mio en tu blog, y no me sale. MUM

Anónimo dijo...

Parece que ahora sí que me lo ha cogido!
Respecto a la inexistencia de persianas, estoy contigo que es una falta de delicadeza para con los que tenemos los párpados mñas finos, ya que como a tí te pasa no puedo dormir con luz. Yo lo descubrí hace unos cuantos años en Dublín donde, como sabes iba en verano para aprender inglés allá por los años setenta (tú aún estabas en el limbo!). Entonces aún no había descubierto los antifaces y me tapaba , al amanecer, con la almohada poniendo la cara hacia un lado para poder respirar minimamente bien. todo un número! Actualmente y desde hace más de quince años, uso, como sabes, siempre, antifaz (debo tener unos 4 en danza). Y no contenta con no poder dormir con luz, tampoco puedo dormir con ruido. Así que uso, como también sabes, unos "taps", como no, marca made in Cataluña. VIVA el GLAMOUR! MUM.