miércoles, 21 de enero de 2009

Inauguración del curso. El mío y el de Obama.

20 de Enero de 2009 (ayer). Primera clase del semestre a las 11:00 am (East Coast Time): Clase de Macroeconomics and Financial Issues in a Global Context con Guillermo Calvo, economista argentino de renombre y director de PEPM, mi programa en SIPA.

Esta clase de dos horas coincide exactamente con la ceremonia de investidura de Obama (Presidential Inauguration, lo llaman), el acontecimiento del año (bueno, de lo que llevamos de él)

10:43 am. Tras haber apagado mi despertador a las 9:00 am (casi un mes sin oírlo, mi mente había desprovisto a su sonido de cualquier autoridad), abro un ojo para constatar que voy a llegar tarde el primer día de clase. En una performance digna de mis mejores días, consigo llegar al a escuela a las 11:05 am. A esto algunos lo llaman "estrés de corto plazo" o estrés positivo. Y es cierto que no puedo evitar sonreír mientras corro por Amsterdam Ave. hacia SIPA (¿será esto la serenidad de la edad o simplemente buen humor?).

Nadie en la clase. Primera "Manelada" del semestre: la clase se había anulado sospechosamente y yo no había visto el mail. Recordemos que coincidía con la Inauguration. Total que me voy a ver la ceremonia al College Walk, el campus central de Columbia, donde han instalado pantallas gigantes y me voy a poder tomar un chocolate caliente cortesía de Columbia, en el día de la investidura como presidente de un Alumni de la Universidad (Columbia College, promoción 1983). Pas mal, puesto que no he desayunado (¿ofrecerán también duchas matinales?). Además con el frío que hace, el hot chocolate como mínimo calienta la mano. De las orejas ya se encargan mis orejeras (véase foto ci-dessous).

"Ladies and Gentlemen, we introduce the Preeeeesident of the United States of Ameeeerica, Baraaaaaaack H. Ooobamaaaaa!" (Nótese un cierto pudor al no pronunciar entero su middle name: Hussein). El locutor habla con el tono de un comentarista de deportes: exactamente como si estuviese anunciando la alineación de un partido de béisbol. El campus de Columbia estalla en una ovación y los cientos de miles de asistentes en Washington también. Esto es definitivamente un show, y Obama una estrella mediática.
Obama hila un discurso muy equilibrado: realista pero esperanzador. Habla sólo de conceptos y consigue emocionar. Normal, al fin y al cabo es un día de fiesta para él, una celebración para todo el país, y Obama sabe que es un gran orador. Muy grande. Reparte con elegancia para todo el mundo: Israel, Bush, etc. ¡Y el chaval que le escribe los discursos tiene sólo 27 años!

New York se paraliza (y supongo que gran parte del país). Delante de mi, en primera fila sobre la balaustrada una policía de Columbia está completamente absorbida y pasa olímpicamente de su labor de vigilancia además de molestarme para tomar fotos con su gorra de plato. Las clases en SIPA han sido todas anuladas, en las oficinas todo el mundo está en su cubículo con los cascos puestos... Y a mi alrededor hay gente con lágrimas en los ojos.
Esta ingenuidad infantiloide de los Estadounidenses es asombrosa. Es completamente irreflexiva y por ello capaz tanto de lo peor como de lo mejor. Y sin embargo se contagia. Una hora de ceremonia en la que tengo que admitir que me emocioné. Un discurso magnífico.

Peso a todo, también hubo gilipolleces. Por ejemplo, en la ceremonia hablaron dos curas para bendecir a Obama, sus mujer Michelle, sus hijas, sus abuelos, tíos, cuñados, nueros y demás prole. Al menos Obama tuvo la deferencia de nombrar a los non-belivers junto con todos los credos en su discurso. Todo un detalle en un país en el que el agnosticismo es un delito moral, como nos recuerdan en cada discurso y en todos los billetes. Esperemos que no pase a ser un delito perseguido legalmente. You never know...

Su mujer chupó más minutos de cámara que el vicepresidente Biden o el presidente saliente Bush. Ana Botella estaría encantada. Hoy Michelle cuenta tantas portadas como el presidente. Es esto me quedo con Europa (si exceptuamos a Francia con la Bruni).

Luego estuvieron en un desfile donde las típicas bandas de música, vestidos cual soldaditos de plomo y acompañadas por sus respectivas majorettes, de cada uno de los Estados de la Unión pasaron con sus idénticas melodías descafeinadas, sus banderas, pompones y carrozas dignas de la Cabalgata de Reyes de Santander. Desde luego resistir tal tostón 52 veces tiene su mérito. Eso sí, con el trabajo que le espera a este tío, que le hagan pasar tres horas mirando esta cosa, clama al cielo.

Por la noche acudieron a gran parte de los 200 bailes presidenciales que se organizaban en Washington. Un gran esfuerzo logístico en el que alguno de los cargos electos se asoma aunque sea dos minutos, todo ello en función de lo importante que sea la donación a la campaña de quien lo organiza o de su notoriedad social. Lo poco que vi del primer baile me decepcionó. En el sentido en que Obama, pese a ser negro, bailaba como un blanco (a lo mejor estaba cansado, se había levantado pronto para una misa a las 7:30 am prácticamente en la capilla de la Casa Blanca).

Y después a clase con toda normalidad. International Energy Projects Development a las 2:10 pm y Petroleum Markets a las 6:10 pm. Con este post, y por la autoridad que me he auto-investido, declaro inaugurado el Spring Semester en SIPA. ¿O va a ser Obama el único que se inaugure?

1 comentario:

Ariane dijo...

Manel yo vi que salió una lagrimita de tu ojo mientras Obama le pedía a la gran nación americana que se uniera para construir a new America después del desastre que ha dejado Bush, quizás era de frío, pero pudo ser de emoción, nunca lo sabremos.