Deshacer la maleta el lunes pasado, recién llegado a NYC, marca para mí el verdadero comienzo de 2009...
De vuelta a la trinchera acedemico-neoyorquina con más gusto que sarna y con la sensación de que el tiempo ha pasado muuuy rápido. De hecho, el no hacer nada estas semanas me ha mantenido muy ocupado (tanto, ¡que no he podido escribir ni una entrada en el blog!). Una prueba más de que no hacer nada es harto absorbente y sumamente agotador. Pese a esta constatación, sigo convencido en mi vocación de ser mantenido. Sí, lo sé, soy muy sufrido y sacrificado, pero las vocaciones no se eligen.
Lo mejor de todo es que aun me queda una semana de vacaciones. Hasta el día 20 no empiezan las clases, y como se trata del día de la investidura de Obama, no creo que sea un día muy duro. Para la ocasión, la Univesidad de Columbia ha previsto instalar una pantalla gigante en el Campus e incluso dar bebidas a los estudiantes. Me parece que esta deferencia no tiene gran cosa de especial, sino que es el habitual y patriota orgullo americano tras las elecciones y representa la aceptación social del president-elect, en este caso el negrito de las orejas impertinentes, al menos inicialmente. Por descontado, el que Obama sea un ex alumno de esta Universidad puede caldear algo los ánimos y los cuerpos (falta nos hará, la temperatura máxima prevista esta semana es de -7 °C).



Bref, EMPIEZA LA SEGUNDA VUELTA y estamos en puestos de Champions.
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