martes, 27 de enero de 2009

Esquinas de NYC (I)

Con esta entrada queda inaugurada la serie Esquinas de Nueva York, adelantada tiempo ha (en 2008, por más señas). Y es que una de las cosas más curiosas y que más nos llaman la atención cuando salimos de casa es lo que encontramos en las esquinas (o chaflanes, dependiendo del estilo urbanístico-arquitectónico al uso).

No olvidemos que las esquinas son los bajos más preciados de cada manzana, puesto que por una regla lógica muy simple, por una esquina pasa el doble de gente que por el medio de una manzana. Por esta misma razón, los negocios que se instalan en estos lugares suelen ser aquellos que funcionan mejor económicamente, pudiéndose permitir un mayor gasto fijo en alquiler o adquisición del local (razón también del castizo y exclusivamente madrileño, a la par que pretencioso e inútil término "semiesquina").

Yo creo que son un indicio importantísimo de la estructura económica de un país y por eso me propongo hacer un análisis detallado del asunto (que tiemble Sala i Martin, con este trabajo le voy a disputar el Nobel de economía del año 2023).

De hecho elaboré esta rigurosa teoría cuando vivía en París. Mis grandes dotes de observador me permitieron advertir que en los lugares en los que en España hay oficinas de bancos o cajas de ahorros - úsease, prácticamente en todas las esquinas - en París había agencias inmobiliarias. Posteriores viajes me permitieron constatar que en Alemanía, lo que se encuentra uno en todas las esquinas son farmacias. Extraiga el lector sus propias conclusiones sobre el mercado inmobiliario parisino, el diferencial inflación-tipo español en los últimos años (tipo real) o la regulación del sector farmacéutico en cada uno de los países.

En cuanto a NYC, lo primero que detecta el turista (accidental o premeditado) en las esquinas es un tipo de establecimiento aparentemente poco relevante, pero en realidad muy esclarecedor de la idiosincrasia y modelo económico americanos. Se encuentra en muchas esquinas de todo tipo de barrio, desde el Financial District hasta Harlem, en una metáfora del Sueño Americano y de la absoluta igualdad de la que disfrutan los ciudadanos de este país, siempre que estén dispuestos a la pagarla.

Se trata, como ya habréis adivinado, de los centros de manicura, en ocasiones, no sin cierta vanidad, llamados Nail Spa.

Efestivamente, las americanas (también se ven tíos, eh?) adoran pasar alguna que otra hora por semana con la mano en remojo mirando la calle desde el escaparate del Nail Spa. Adicionalmente, les gusta llevar las uñas bonitas. Y en verano el mercado se duplica porque las uñas de los pies también se enseñan. Si además te dan un masaje mientras haces todo esto, mejor que mejor.

Como aun no me considero preparado para extraer conclusiones de este hecho, no voy a entrar en disquisiciones sobre la mayor tendencia a morderse las uñas de las americanas, ni lo importante que es el aspecto en la sociedad occidental, ni siquiera el gusto de las americanas al vestirse. Como tampoco juzgaré (todavía) el modelo económico basado en el consumismo ni el empleo barato, de poca calidad y absolutamente flexible de este país. Simplemente vayan unas instantáneas para apoyar mis observaciones, la primera en Broadway con la 96th y la segunda en el Greenwich Village un día de nieve.

1 comentario:

mapachito violento dijo...

Bien a las teorías!!! Seguiré atenta