domingo, 25 de octubre de 2009

La globalización estúpida (o la crema viajera)

El título de la entrada mantiene un innegable parecido con otra famosa frase: "La economía, estúpido". Ésta, acuñada por el jefe de campaña de Bill Clinton en 1992, fue una de las piedras angulares de su victoria frente a Bush Senior y ha terminado usándose muy comúnmente.

Nótese sin embargo que hay un par de diferencias sustanciales: en el título de esta entrada no hay coma entre "globalización" y "estúpida" y hay un cambio de género en ésta última. El primer cambio descarta la posibilidad del vocativo de la frase original (es decir, no es que esté insultando a una mujer en lugar de a un hombre); y la concordancia de género confirma que en este caso el "estúpida" actúa como adjetivo en lugar de sustantivo.

Porque, aunque me parece positiva de forma general, la llamada globalización en ocasiones nos permite estulticias de magnitudes insospechadas. Y aquí paso a relatar una de las más sonadas que he perpetrado:

Cuando mi amigo Guillermo me pidió que le comprara una crema para su madre, todo parecía bastante sencillo. Wrinkle Repair, de Provectin Plus, se encuentra en los Walgreens por $29.99 plus taxes. Al parecer es una crema muy buena y por un precio muy asequible.

En aquellos ocupados días primaverales de la etapa post-exámenes y pre-graduación, intenté infructuosamente comprarla en el Walgreen de Union Square (14th Street con 4th Ave), donde él la había comprado en su anterior visita a NYC. No quedaba. Supongo que es un producto muy popular entre las madres, y a finales de curso, todos los hijos en NYC estaban haciendo acopio de regalitos para sus progenitoras.

Así pues, me embarqué durante tres semanas en el road trip que ya conocemos. Como sabía que de vuelta a NYC, entre maletas y despedidas, no tendría mucho tiempo para comprar la crema, y aprovechando que en la primera etapa del road trip, al lado de nuestro hotel en Las Vegas, había un Walgreens, compré la crema al inicio del viaje. Y así empieza el periplo de estas 6 oz (177 ml) de crema antiarrugas:
  1. Primero me acompañaron a lo largo de 4.000 km en la guantera de Latoya, durante dos semanas con temperaturas de hasta 40 °C.
  2. Al final del road trip, voló en la bodega de un avión, dentro de mi mochila, desde San Francisco hasta NYC: 4.200 km (y no se me ocurre a qué temperatura).
  3. Seguidamente, encontró su sitio en mi maleta de vuelta a España, y volvió a volar: otros 6.200 km hasta Valencia.
  4. Por otro despiste, y pese a que Guillermo pasó por Valencia, la crema todavía tuvo que hacer un par de saltos más: el primero para venirse conmigo a Londres en Julio, recorriendo 1.300 km más, esta vez con Easyjet.
  5. La siguiente vez que vi a Guillermo fue en un viaje de fin de semana en Irlanda el mes pasado; así que la cremita volvió a tomar el avión hasta Dublín: esta vez solo fueron 465 km.
  6. Allí, con Vitto, alquilamos un coche para ver los acantilados de Moher, Galway y ya de vuelta, Skerries y algún otro pueblo de pescadores en la costa Este al Norte de Dublín. En total 700 km en coche: pero esta vez mucho más confortable en el maletero de un Jaguar que nos dieron por el precio de un Focus.
  7. Relevado de mi gran responsabilidad, Guillermo se llevó de Dublín a Madrid la dichosa cremita: 1.450 km con Ryanair.
  8. Una vez en España, ya sólo quedaba la etapa Madrid-Santander, los últimos 455 km en coche, para que el tan añorado tubo de crema se reuniese con la madre de Guillermo.
Y este es el relato de cómo - bastante accidentalmente y durante tres meses- un tubo de crema viajó por todo el Oeste americano, San Francisco, New York, Valencia, Londres, atravesó Irlanda (dos veces), pasó por Madrid y terminó en Santander. En total, si mis cálculos no fallan hizo más de 5.000 km en coche, y unos 13.600 en avión.

Es cierto que esa crema se encuentra difícilmente en España, y que es cuatro veces más cara. Pero si contamos los litros de keroseno y los de gasolina que ese tubo de 200 gr ha podido representar, las emisiones de CO₂ y otros gases, los dolores de cabeza y la capacidad logística que ha consumido, no me queda claro que sea rentable traerla de esta manera...

Y al margen del rendimiento económico de la operación, si esto no es una estupidez globalizada, que venga Manolo y lo vea.

Nota: distancias medidas son Google Maps y Mapcrow.

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