viernes, 1 de mayo de 2009

Por un par de dólares

El billete de un dólar - one o single - se ha convertido en un símbolo mundial del poder estadounidense, de su imperialismo y dominación absoluta del panorama (económico) internacional. También de la prosperidad de este país y de sus gentes, cuya devoción calvinista por el dinero hace del sacrosanto billete verde la medida de todas las cosas: prueba de éxito personal, de inteligencia y de piedad. Sí, sí, eso de "antes pasará un camello por el ojo de una aguja... " no tiene aquí sentido ni gracia alguna: la fortuna personal es una recompensa divina por una esforzada vida dedicada a la producción y a la creación de riqueza, y los ricos lo son también por la gracia de Dios  y en ese sentido están más cerca de Él que los pobres.
Y es verdad que en nuestra sociedad occidental, en que el capitalismo es la única respuesta para el que no hace preguntas, encontramos un cierto placer entre ascético y erótico, con un ligero toque escatológico, en sacar un abultado fajo de billetes manoseados, malolientes, rotos, repegados con celo, rayados, pero iguales, la cara de un Washington medio apardalado, embutido en su peluca en el reverso y la típica referencia a Dios en el anverso.

Hoy he pagado el champú en la farmacia con nueve ones. Aquí los billeteros repletos de billetes parece que sufran de la misma obesidad endémica que los oriundos de estos lares. La famosa frase de Mae West podría rezar "¿llevas el cambio en el bolsillo o es que te alegras de verme?".
Naturalmente, este uso/abuso del one-dollar bill (en las máquinas de refrescos, en las fotocopiadoras, en cualquier compra por pequeña que sea y como típica propina en un bar por cada bebida), hace que los billetes se estropeen y tengan que ser remplazados muy a menudo (la vida media del one es de 21 meses). Y también que la cantidad de papel en circulación, por un valor nominal igual, sea mucho mayor que, por ejemplo, en Europa.

Tal es la reverencia por el billete verde de un dólar, ese símbolo nacional y orgullo patrio, que cuando en los años 90 los republicanos propusieron sustituir el billete por una moneda para reducir los enormes costes de la Fed (45% de la moneda en circulación son billetes de un dólar), hubo un clamor nacional para que no se tocara el símbolo de la idiosincrasia americana por excelencia.

Una gran estupidez en política-estética monetaria es que desde 1955, todos los singles tienen que llevar, por ley, la inscripción "in God we trust", en una ley auspiciada por el entonces presidente Eisenhower y como medida de la guerra fría para evitar la victoria final del imperialismo comunista. Al margen de las creencias personales, quién son los americanos para mentar a Dios en su moneda? Esto me recuerda a aquello de "Caudillo de España por la(una) gracia de Dios".

Otro billete curioso y mucho más raro que el one, es el billete de dos dólares. El primer contacto que tuve con este bill (y único hasta hace unos días) fue en una gasolinera de Jordania en navidades de 2007, en un viaje en taxi desde Elat (Israel) hasta Petra. Cuando después de comprar plátanos en la tienda de la gasolinera nos devolvieron el billetito, pensábamos que nos habían timado. Y no somos los únicos: en muchos lugares en US se rechaza el billete por desconocimiento. A pesar de ser una rareza, hay suficientes en circulación como para que el valor real del billete no supere el nominal
Sin embargo, en mi habitual romanticismo freak, la última vez que fui a sacar dinero al banco pedí que me dieran una parte del dinero en billetes de 2 dólares. La verdad es que he disfrutado usándolos y viendo las caras de quienes los recibían ¡Algunos incluso dan las gracias! Aquí tenéis una foto del último que me queda y que guardo celosamente.

1 comentario:

Albert dijo...

Si bien EE.UU. se formó con los ideales del enlightment y sus padres intentaron separar lo mas posible la religión del estado, y proclamaban con una humildad pasmosa "E pluribus unum", hoy dia parece que se ha convertido en todo lo contrario. Si George Washington (Otro George W.) viera lo que le han escrito en la nuca en millones de billetes, quedaría horripilado...