Debo reconocer que hace unos meses fui a verla en un cine que pone películas vintage (uséase, viejas) en Londres y que al poco me compré el dvd para poder verla en casa también. Pero es que es una película de esas que mejora con el tiempo, y además una oda a NYC cuyas localizaciones vale la pena visitar.
Y sin embargo me lo pasé como un enano viéndola de nuevo, con esas primeras escenas en el campus de Columbia University, en la improbable cátedra de estudios paranormales. Y con un estupendo picnic, postre incluido y un par de botellas de vino escondidas en bolsas de papel y con vasos opacos para que no nos cayera una multa (en los parques de NYC esta prohibido beber y fumar).
Lo mejor, además de la compañía, la luna casi llena y el margarita que nos tomamos después en Pedro's, fue la experiencia de ver una película bajo el puente de Brooklyn y con una vista insuperable de downtown Manhattan que cambiaba de color por minutos. Esta imagen es una muestra de las dos películas que veía al mismo tiempo:
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