viernes, 22 de julio de 2011

Día 17 - Ruidos en NYC: el aire acondicionado en lo alto

Es casi la una de la madrugada, de vuelta a dormir me bajo del taxi en la 96th con Broadway y camino hacia el norte. Hoy a sido uno de los días más calurosos que recuerdo en NYC, con temperaturas de hasta 37 °C y una sensación de calor de cerca de 50 °C por la humedad extrema. Aun ahora, a las dos de la madrugada, tenemos 30 °C reales y una sensación de calor de 34 °C, auténtica noche tropical.

Y precisamente caminando por Broadway en esta calurosa noche hoy he advertido uno de los ruidos característicos de esta ciudad rica en sonidos: el constante y monótono ronroneo de los aires acondicionados instalados en las fachadas de los edificios. Es como un murmullo de fondo, gris y cansino, no muy fuerte pero sí pesado y que viene de muy alto. De tan alto como lo puedan ser los edificios de viviendas de la primera mitad del siglo XX que pueblan el Upper West Side. Y tan monótono que el oído se acostumbra a él, o quizás es el cerebro quien lo filtra, resultando inadvertido en el ajetreo diario.

Nunca ha sido la calidad o el diseño en el sentido europeo un preocupación de esta sociedad súper-consumista. Aquí lo que importa es que sea grande, que funcione y si es posible (aunque no necesario) que dure. De ahí que los feos aparatos de AC (léase ei-sí) que crecen como setas sobre las fachadas sean pesados, grandes y muy ruidosos, y que, además de seguir perdiendo agua, tengan el mismo diseño de caja cuadrada que ya tenían en los años 60.

Sí, definitivamente en verano este ruido de fondo forma parte de la banda sonora de la ciudad. Pero no es fácil oírlo, yo me he dado cuenta por primera vez hoy habiendo vivido un año en la ciudad. Quizás por eso me echaron del conservatorio cuando tenía diez años.

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