lunes, 30 de abril de 2012

Foyles es una de las librerías estrella de Londres, y la más grande que conozco en la ciudad. Está en Charing's Cross, a la altura de Soho, justo donde va a morir Denmark Street, una calle donde sólo hay tiendas de música, algunas de ellas especializadas en un solo instrumento (guitarras, saxofones, percusión...). Además de tener una sección de música especializada en jazz que ya he mencionado en este blog, tiene un ingente material en otros idiomas y literatura de viajes y otras culturas.

Hace unos meses, curioseando por la sección de "España", encontré un libro curioso, "English Captain" de Tom Wintringham. Este señor, que interrumpió sus estudios en Oxford para luchar en la primera guerra mundial con apenas 16 años, fue miembro ilustre y activo del Partido Comunista en Gran Bretaña, unos de los especialistas en teoría militar del partido, y terminó yendo a España en 1936 como corresponsal de uno de los periódicos que fundó, el Daily Worker. Casi sin comerlo ni beberlo, se encontró metido de lleno en las Brigadas Internacionales. English Captain es el relato de la Guerra Civil visto por uno de los comandantes del Batallón Británico.

A parte de la introducción, y algunas lecciones de teoría militar (y no pocas equivocadas, como se vio en la posterior segunda guerra mundial) y un poco de ideología, este libro es un relato muy crudo y detallado de la guerra pre-moderna que fue la Guerra Civil. La parte más larga del libro está dedicada a la Batalla del Jarama, en febrero de 1937 (se acaban de cumplir 75 años), primera gran acción bélica de las Brigadas Internacionales. Hay un relato pormenorizado de los dos primeros días de la batalla, tan pormenorizado que cambia la perspectiva que se tiene de la guerra. También describe su experiencia como formador de oficiales para la Brigada y en otras acciones de guerra.

Es una técnica, pero también un arte. En una guerra de trincheras, en una orografía como la española, cada movimiento, cada posición, cada nido de ametralladoras, cuenta. Es casi como una guerra de guerrillas organizada. Grupos pequeños, móviles, movimientos incesantes, pérdidas de terreno y contraataques, problemas logísticos, lingüísticos y de material, actitudes personales, etc.

Este libro cambia la perspectiva del conflicto bélico en general y da una visión de qué y cómo eran las Brigadas Internacionales, de como se prepara un ejército de la nada, de voluntarios sin experiencia militar para enfrentarse a tropas regulares. Una historia de creencias, de lucha por unos ideales. Escrito antes del fin de la guerra, no puede obviarse el optimismo que transmite cuando la guerra estaba ya casi perdida para la República. En cualquier caso, la Guerra Mundial acecha a la vuelta de la esquina, y el Capitán Inglés, sabe que la Guerra Civil es solo su primera batalla.

Tom Wintringham fue un año más tarde, en los albores de la Batalla de Inglaterra, fundador y organizador de las Home Guard, las fuerzas civiles de defensa. Curiosamente, por pertenecer a un partido comunista, no se le permitió formar parte de ellas a partir de 1941.

miércoles, 25 de abril de 2012

Insulto de la semana (1): Botarate

Al hilo de mi anterior post, y en mi búsqueda de formas de sublimar esta indignación que me producen los acontecimientos actuales, voy a probar aquí, públicamente, otro método para aliviar la presión interna.

Se trata de un compendio de insultos y palabras más o menos ofensivas y malsonantes. Bien es sabido que una forma común de evacuar ira, enojo, indignación... es por la boca.

Así pues aquí, cada cierto tiempo pondré un insulto nuevo y mi objetivo será usarlo al menos una vez hasta la publicación del siguiente. Todo ello sin la menor acritud. El hecho de que aquí en Londres casi todos hablen inglés facilitará la tarea y ahorrará disgustos, pero probablemente disminuya el efecto catártico.

Nos estrenamos con un insulto muy sonoro, muy redondo, de esos que llenan la boca, con muchas vocales y consonantes oclusivas. De hecho el palabro suena mucho más ofensivo de lo que es, y probablemente si el objeto del insulto no conoce bien su significado, se ofenderá más de la cuenta. Fantástico, ¿no?

botarate.
(de botar, saltar).
1. m. coloq. Hombre alborotado y de poco juicio. U. t. c. adj
2. m. Can. Am. Persona derrochadora, manirrota. U. t. c. adj

domingo, 22 de abril de 2012

Indignación y catarsis

indignación.
(Del lat. indignatĭo, -ōnis).
1. f. Enojo, ira, enfado vehemente contra una persona o contra sus actos.

Oímos mucho hablar de indignación. Y somos partícipes: casi todos nos ponemos de mala leche cuando se habla de corrupción, recortes, cuando vemos amigos que se van al paro, o familiares a quienes les bajan el sueldo mientras bancos o eléctricas siguen batiendo récord de beneficios o nuestros gobernantes rinden pleitesía ciega y boba al sacrosanto mercado.

Es un sentimiento generalizado en estos tiempos aciagos. Pero también se ha hablado mucho de cómo canalizar esa indignación, cómo obtener algo útil de ella. No tengo la respuesta. Ni siquiera sé cómo plantear correctamente la pregunta. Lo que me parece claro es que esta impotencia, no hace más que incrementar la indignación, y que a más indignación, más impotencia todavía...

Círculo vicioso éste difícil de romper. Hay claros intentos de salir de esta espiral de mala leche, algunos colectivos como el movimiento 15-M y similares, los cambios de gobierno en toda Europa o la aparición de nuevos partidos... y también a nivel personal: cambios de trabajo, de país o militancia política activa, por ejemplo. Sin embargo me da la impresión de que no hemos llegado aun a ningún sitio, y que esa espiral negra, esa dinámica negativa y paralizadora, sigue ensombreciendo los pensamientos y las vidas de los ciudadanos de bien.

A menudo pienso en cuál es la solución, y a veces incluso en qué papel podría jugar yo para activarla, provocarla, desencadenarla... cómo alcanzar esa catarsis colectiva que limpie los espíritus y ponga a toda la sociedad a trabajar en la misma dirección (hopefully la correcta).

Pero de momento sólo me inspiran unos poco ejemplos de catarsis individual. Y este es uno de ellos. Disfruto como un enano con este vídeo de un presentador americano perdiendo el oremus en su programa, clamando por un cambio radical en la política estadounidense y por la creación de un banco público con el dinero los defraudadores y la banca de inversión. Lo recomiendo como terapia de choque contra el embotamiento (en inglés subtitulado al castellano):



¿Os imagináis un periodista o político español poniéndose de esta guisa y a la vez con un discurso tan articulado? Yo no. Quizás Ratigan sobreactúe, quizás sea todo una estrategia de marketing para salir en internet. Sin embargo, tras ver el vídeo se me queda este sentimiento dulce de euforia que invita a hacer cosas. Tales como escribir este post. O como comprar un dominio en internet para escribir más seriamente sobre este tipo de cosas. O como apuntarme a clases de saxofón...

Ahora sólo falta que todos encontremos nuestra catarsis, nuestra terapia y que la euforia creadora resultante sea colectiva, para transformar la indignación general en (re)acción firme y ordenada, en movimiento real.

Mientras, yo sigo poniéndome el video cada semana.

martes, 3 de abril de 2012

Mil imágenes y una palabra

Ha sido el período más largo sin escribir en el blog desde que lo empecé. Estamos ya a principios de abril y éste es todavía el primer post del año... voy a pulverizar el récord de entradas en 2012...

Disfruto de este blog mucho, pero no siempre el impulso de escribir es tan fuerte y a veces es complicado mantener la disciplina de sentarse a hacerlo, incluso en un modelo basado en escritura rápida, casi sin relectura y con poca edición.

Sin embargo, con el imparable avance de la tecnología móvil y su disponibilidad, y con el ingente tiempo que le dedicamos (y que nos impide dedicarnos a actividades más productivas como pensar), aparecen otras formas de expresión que reconfortan al menos fugazmente.

En mi caso es la fotografía: desde Septiembre llevo siempre en el bolsillo, integrada en mi iPhone, una cámara de relativa calidad. Esto permite tomar fotos en cualquier momento casi in preparación. Podría ser la fast photography (en analogía con la comida rápida). Si además añadimos cualquier programita con funciones simples de edición, el resultado puede ser bastante decente.

Yo uso instagram, que básicamente permite añadir algún tipo de marco a la foto en formato cuadrado (ciertamente un formato desconcertante, y guiño a los fotógrafos de verdad), y luego aplicar algunos filtros y subir el contraste de la foto. That's all it takes, photographic edition 101. Evidentemente la propia aplicación publica las fotos y las expone a aprobación y comentarios de la comunidad.

En realidad se puede llamar fotografía basura (por continuar con la misma analogía) porque además de mí, hay varios cientos de millones haciendo lo mismo, y al final estamos sobreexpuestos a miles de millones de fotografías mediocres que creemos interesantes.

Pese a todo, en este delirio narcisista de exhibicionismo que vivimos hoy en día, y un poco para justificar y/o compensar lo poco que me prodigo por este blog, voy a compartir mi junk photography con vosotros lectores.

A partir de ahora en la columna de la derecha, bajo la rúbrica "Amigos Interesantes", aparecerá un enlace a mi cuenta de Instagram. Y como aperitivo, podéis visitar la colección completa en este enlace: